El humor también tiene cabida en Horizontes Latinos y, si no, que se lo digan al cineasta Iair Said y su película Los domingos mueren más personas, que obtuvo el Premio de la Industria WIP Latam en la pasada edición y el Premio Egeda Platino Industria al mejor WIP Latam.

El film cuenta el regreso a Buenos Aires de David, interpretado por él mismo. El protagonista vuelve a casa por la reciente muerte de su tío tras una ruptura sentimental. Una vez allí, se entera de que su madre ha decidido desconectar a su padre, que yace en coma. David se debatirá entonces entre la complicada convivencia con su madre, el dolor de su reciente ruptura, su dilema existencial y la idea de visitar o no a su padre en sus últimos días. 

Utilizar la comedia no es para él una decisión consciente, “me sale la tragicomedia. Me parece que un drama viene siempre acompañado de un poco de humor o al menos yo no conozco otra manera; creo que es la mejor manera de atravesar el drama”, confiesa Said. 

El film está formado por un ecosistema femenino, una familia compuesta por mujeres a la que se une David, que llega de Europa. Para Said, que ha codirigido el casting de películas como La sociedad de la nieve de J.A. Bayona, el elenco era muy importante para construir una familia que se percibiera humana: “Buscaba mujeres humanas. El personaje de Rita Cortese (Relatos Salvajes, 2014) lo escribí pensando en ella, había algo en su físico que me interesaba mucho. La quería ubicar en un rol mucho más dulce de lo que ella acostumbra a ser. Nos fuimos conociendo durante dos años, nunca ensayamos. Quedábamos los domingos a tomar champán. Contar con Antonia Zegers fue un regalo. Nos juntábamos por zoom cada día para practicar el acento porteño, ya que ella es chilena”. 

Los domingos mueren más personas no trata sobre vidas extraordinarias sino sobre la idea de que en esa cotidianeidad en la que residimos suceden cosas grandiosas que muchas veces no percibimos: “Quería que la gente fuera capaz de reconocer que, aunque no tengamos una vida extraordinaria, en nuestra cercanía tenemos cosas maravillosas y potentes. ¡Nuestras anécdotas pueden ser increíbles! Sólo tenemos que encontrar en cosas ‘chitiquitas’ algo espectacular. Me parece que no hay que buscar más allá para contar una historia que tenemos cerca”. 

La localización también fue fundamental en el proyecto porque “es la casa de mi tía real y el auto también es el de mi familia. Para mí era muy importante sentir la energía de los lugares donde había transitado con mi papá para contar esta historia, sentir que era un homenaje a él y a mi familia. Quería hacer una película más grande que las anteriores, pero en un ambiente familiar”. 

No se olvida de su confidente y fiel amiga Juliana Gattas, que la acompaña en Donostia. La actriz confiesa que nada más leer el guion ya le pareció “una película hermosa. Construir el personaje fue un largo proceso, me acompañó en todo momento y fuimos dándole forma a cada una de las escenas juntos”. Para Gattas, en esta película lo más importante era “plasmar lo sensorial por encima de lo estético”.