Durante uno de los planos más hermosos de las películas de esta Sección Oficial, oímos a Lola Flores cantando el bolero flamenco “A tu vera”. Vemos a una hija que baila, toca y abraza a su padre en estado terminal. Son dos estupendos Marina Guerola (¿revelación del año?) y Antonio de la Torre, aguantando los sollozos reprimidos de buena parte del Kursaal. Se trata de la magia y oficio de una maestra en el dominio del tiempo: Pilar Palomero, directora zaragozana con raíces en la Terra Alta. No es ninguna desconocida para el público. Sus dos primeras películas, Las niñas (2021) y La maternal (2022) han recibido todos los reconocimientos habidos y por haber, augurando una carrera brillante para Palomero. En sus espaldas ya tiene la Biznaga de Oro, el Goya a la mejor película, o la Concha de Plata para la joven Carla Quílez, y, además, éxito en las salas.
Vuelve a la Sección Oficial del Festival de San Sebastián con Los destellos. Es la adaptación de un relato de Eider Rodríguez, escritora vasca natural de Errenteria, titulado “Bihotz handiegia” (“Un corazón demasiado grande”). La historia cuenta el acercamiento de Isabel, gracias al empeño de su hija, hacia su exmarido, cuando este se enfrenta a la recta final de la vida.
En la rueda de prensa de ayer, supimos que fue el productor Fernando Bovaira quien se había leído ese libro que tanto le conmovió y pensó en trasladarlo al cine. La directora piensa que ha sido muy fiel al libro de Rodríguez: “Es una película sobre buenas personas y sobre el amor, en mayúsculas, entre los seres humanos. Ojalá pueda traer reflexiones sobre los cuidados en la sociedad, más allá del núcleo familiar”.
No obstante, tanto el productor como Palomero subrayaron que nunca se trató de un ‘encargo’. “Fue un ofrecimiento”, precisó Bovaira. La directora lo describió así: “Para mí, el libro fue una puerta que se abría. Me lo hice mío enseguida. Tanto, que trasladé la acción al pueblo de mi infancia, Horta de Sant Joan”. El pueblo que enamoró a Picasso es la materia prima que nutre la mirada de la realizadora aragonesa. “Estoy emocionalmente vinculada con ese lugar: Los personajes de Eider Rodríguez, tan complejos y contradictorios, han sido un vehículo para transmitir lo que yo he sentido y vivido en Horta”. La vuelta a las tierras de sus abuelos, donde rodó alguno de sus trabajos primerizos como La noche de todas las cosas y Horta, ha sido también estética. Con la directora de fotografía, la primera mujer en recibir un Goya en su categoría, Daniela Cajías, decidieron alejarse del lenguaje de sus largometrajes anteriores. “Quise recuperar el tono de mis cortometrajes e ir voluntariamente a un estilo más clásico, intentando encontrar algo nuevo con él”. Partiendo de los archivos que Palomero acumula de todo lo que graba espontáneamente con su móvil en Horta y confiando en la sensibilidad que comparten, Cajías se instaló en la Terra Alta antes del rodaje para contagiarse de su luz y sus colores. “Estoy muy contenta del trabajo que hemos hecho”, confiesa Palomero. Un trabajo que no sería el mismo sin las actuaciones sublimes del elenco: Patricia López Arnaiz, Antonio de la Torre, Marina Guerola y Julián López.
Y hay más, como recordó De la Torre, que interpreta al enfermo terminal, el mejor actor en el film es el no-actor que se interpreta a si mismo: un doctor llamado Pablo Iglesias. El médico dice en la película lo que piensa, como parte que es de equipos de acompañamiento a la muerte: “Es el hecho de la muerte lo que dignifica la vida”. Los destellos brinda la posibilidad de reabrir un debate tan fundamental como es el de la muerte digna. “Más que nunca es necesaria una sanidad pública que esté dotada de medios para que podamos morir dignamente”, reclamó De la Torre.
Una situación que nunca afecta solamente al enfermo. Toda la constelación familiar, que Palomero orquesta con contención y sutileza, se ve afectada. Patricia López Arnaiz alabó justamente el talento de su directora para trabajar los personajes a partir de las relaciones entre ellos: “Sabe cómo hacer trasladar esa información al cuerpo del actor”. Pilar Palomero, a tu vera.
Marc Barceló