"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Dos años después de sacudir emocionalmente a la audiencia donostiarra con Maixabel, el mismo equipo crea tivo que levantó aquella película volvió a comparecer en el Festival para presentar otra película con nombre de mujer: Soy Nevenka. Un nombre cuya sola evocación trae a la memoria de toda una generación la lucha por la dignidad de la concejal del Ayuntamiento de Ponferrada que resolvió denunciar a su alcalde y compañero de partido, Ismael Álvarez, por acoso sexual, un caso que acabó ganando en los tribunales pero perdiendo en el plano social, teniendo que marcharse fuera de España ante la incomprensión y muestras de rechazo que suscitó a raíz de su decisión.
A la hora de justificar su interés en estos hechos, que acontecieron en 2001, la guionista Isa Campo, quien ya escribió la anterior película de Icíar Bollaín, comentó: “En este caso, antes de ponernos con el guion estuvimos un tiempo debatiendo precisamente si era pertinente o no volver sobre esta historia, si los ecos de aquellos sucesos aún tenían resonancia en la sociedad actual y llegamos a la conclusión de que sí. Hemos avanzado mucho en temas de consentimiento y de sensibilidad respecto al acoso, pero aún hay mecanismos sociales que perduran en lo que se refiere a cuestionar la versión de la víctima en estos casos”.
Cuando Icíar Bollaín fue cuestionada acerca de lo que aporta una mirada desde la ficción a aquella his toria (de la que tanto se ha escrito y tanto se ha hablado en estas dos décadas), la directora comentó: “La historia de Nevenka puedes enfocarla desde un lugar u otro. Podíamos haberle dedicado más tiempo al proceso judicial, que fue fascinan te, pero nos interesaba mostrar las consecuencias del acoso al que ella fue sometida. Resulta difícil entender a una víctima de acoso y nos parecía oportuno entrar ahí, mostrarlo y sufrirlo para que el espectador es té con ella, y pueda acompañarla en ese viaje hacia la dignidad. La ficción te permite una épica que el documental no te da”. Respecto al trabajo con los actores, la directora reconoció que “era un casting en el que no te podías equivocar porque se trata de personajes complejos y extremos. El de Nevenka tenía queaunar la fragilidad de una mujer rota y la fortaleza para salir de ese agujero en el que entra y el personaje de él, siendo terrible, tiene un carisma, un don de gentes y una simpatía que lo revisten de muchas aristas”. Urko Olazábal, que recibió el Goya al mejor actor de reparto por su trabajo a las órdenes de Bollaín en Maixabel, dijo: “Esta historia siempre se ha contado desde el punto de vista de la víctima y es normal que así sea, pero eso me hizo pensar ‘yo no puedo mirar a través de estas gafas’. Yo tengo que negarla, ponerme en el otro lado. Y eso ha sido quizá lo más duro, acudir a manuales de psico logía y buscar cual es el patrón del maltratador, del abusador, del acosador”. Por su parte, Mireia Oriol, que da vida a Nevenka, reconoció que “para preparar el personaje lo más importante fue huir de la imitación. La propia Nevenka siempre ha dicho que su historia trasciende a su persona, que es la historia de muchas otras mujeres. Entonces nos centramos en trabajar esa dualidad entre la Nevenka pre acoso y la Nevenka post acoso para mostrar ese quebramiento en la identidad de alguien que sufre un proceso traumático”.
Jaime Iglesias Gamboa