Fue una suerte debutar en el cine con Tasio (1984). Es una película entrañable, llena de magia y encanto que transmite verdad. Un canto a la vida y por la vida.
Correría el año 1982 cuando Montxo Armendariz me contactó por primera vez. Yo entonces estaba componiendo para teatro y me entusiasmaba la posibilidad de componer para cine. Me habló de Tasio y, también, de que andaban enredando con canciones populares de la zona navarra del Valle de Amescoa. De allí a un tiempo, me volvió a llamar para proponerme componer la música de la película.
Sin ver la película –todavía no había comenzado el rodaje– comencé a tomar algunas notas para ir adelantando el trabajo. Conocía esa zona de Navarra y me puse a componer lo que podría ser el tema principal; quería que la música entrara en la atmósfera de la película, que respirara con su pai saje, con su alma. Luego, después del rodaje, iría completando la banda sonora trabajando cada escena.
El tema salió de un plumazo –las sincronías de la vida–, mi mujer dice que era mi época “flotante”. Todo el tema giraba sobre un solo acorde en tono menor. Me dije: “bueno, qué rápido... Voy a trabajar alguna otra idea”. Pero yo sabía que no, que ése era el tema. Cuando algo nace de esa manera, uno suele estar seguro.
En vísperas del rodaje me reuní con Montxo en Ayegui, al lado de Estella. Al rato llegó Elías Querejeta, y en un salón del hotel Irache, guitarra en mano, les canté por primera vez el tema. Conocer a Elías Querejeta fue para mí enriquecedor en todos los sentidos. Gran seductor, gran conversador y muy aficionado a la música. Estuvimos hasta las tantas tomando tragos. Fue el principio de una entrañable amistad y de una fructífera colaboración que me llevó a participar en muchas de sus siguientes películas.
La música de Tasio será la más desnuda y minimalista de cuantas yo haya compuesto para cine.
En la grabación utilicé un pequeño grupo de cámara formando un conjunto de diferentes timbres, alternándose entre ellos para tocar solos, dúos, o todos en conjunto, manteniendo, en general, esa atmósfera sosegada y lírica. Quería que cada instrumento cantara limpio y bonito.
Fue todo bien, y ya cuando se fueron los músicos, Montxo me propuso grabar la voz. Ni se me había ocurrido, pero ellos se habían acostumbrado a oír el tema principal cantado, así que, por qué no grabarlo también. Y lo grabé sin más, la voz desnuda. Fue para mí una sorpresa oírla después en el arranque de la película.
Aprendí mucho en esta mi primera experiencia cinematográfica. Aprendí que el cine es una industria donde todos y cada uno de sus componentes tienen que trabajar duro para levantar la película, para hacerla crecer y se convierta en algo vivo y emocionante. Y viví también lo de la alfombra roja y todas esas 'pendejadas' que, bueno, son parte de la comedia y están muy bien para promocionar la película.
Y al hilo de este tema, cuento esta anécdota –que, por cierto, es la primera vez que lo hago. En aquel septiembre de 1984, justo recién casados, fuimos al estreno de Tasio en el Festival de San Sebastián. Luego, le seguiría una cena en el Hotel María Cristina. A la salida del cine, nos entretuvimos y cuando llegamos a la cena, ya todo el mundo dentro, no nos dejaron entrar. Un salón enorme lleno de comensales de todo tipo, las puertas cerradas y un portero muy serio que nos pedía las invitaciones. Le dije que no teníamos invitaciones, que no lo sabía, pero que habría ha bido algún despiste. “Oiga, que yo he compuesto la música de la película, llame a alguien de producción”. Y que no, que él no llamaba a nadie y que, si no teníamos invitaciones, no entrábamos. El caso es que mi reciente esposa y yo salimos de allí bastante cabreados, pero terminamos mano a mano cenando estupendamente y brindando a nuestra salud.
Y hoy, cuarenta años después, brindo también por el cine, por la grandeza del cine, que hace posible que sus protagonistas no tengan por qué ser los poderosos de turno, como en la vida real, sino que el gran protagonista pueda ser un carbonero amescoano que quiere vivir libre y sacar a su familia adelante.
ANGEL ILLARRAMENDI
*Angel Illarramendi ha compuesto, entre otras, las bandas sonoras de Tasio, 27 horas, Una estación de paso, Yoyes, Lu na de Avellaneda, Baztan y Acantilado.