"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Perlak es una sección bien conocida por Walter Salles. El cineasta brasileño ya acudió a ella para presentar, con gran éxito, Estación Central de Brasil (1998) y Diarios de motocicleta (2005). Este año repite presencia con la que, probablemente, es su película más personal: Ainda estou aquí, una evocación de los años más duros de la dictadura militar brasileña centrada en la desaparición del ex diputado Rubens Paiva.
Esta película parte de sus propios recuerdos de adolescencia, ¿no?
Sí, de hecho es la primera vez, desde que ruedo ficción, que parto de mis propios recuerdos, de los del Brasil de los años 70, un período gris donde el país estaba gobernado por una dictadura militar. Siendo un adolescente trabé amistad con los hijos de Rubens Paiva y recuerdo el impacto que me produjo aquella casa donde todas las puertas y ventanas estaban abiertas, donde se discutía acaloradamente de política, donde se escuchaba la música tropicalista… Aquella casa era un oasis de libertad. Contar la historia de cómo se rompió aquella familia, con el secuestro de Rubens, era contar la historia de cómo se rompió una promesa de país.
¿Cómo les planteó a los descendientes de Paiva el proyecto?
Realmente el punto de partida fue la novela que Marcelo Paiva, hijo de Rubens, escribió rememorando la experiencia familiar y poniendo en valor el papel de su madre, Eunice, que fue la verdadera heroína silenciosa de toda esta historia. Fui confrontando sus propios recuerdos con los míos, los proyecté a través de la mirada de Eunice y fue así como, a través de las vicisitudes de esta familia, pude narrar la historia de un país que estaba tratando de huir de su destino.
Eunice acabó sus días afectada de alzhéimer después de haber luchado por mantener viva la memoria de su esposo. No sé si fue la necesidad de coger su testigo lo que también le impulsó a rodar esta película.
Eunice es un personaje muy comprometido en la defensa de la memoria histórica y de los derechos humanos. Su labor como abogada en defensa de los derechos de los pueblos indígenas fue también muy destacada. Yo creo que el cine es una herramienta muy poderosa contra el olvido y haber hecho esta película me reafirma en esa idea.
¿Qué siente cuando escucha, en el Brasil de hoy, a muchos bolso naristas negar lo que fueron aque llos años de la dictadura? ¿Eso fue también un estímulo para usted de cara a rodar Ainda estou aquí?
Cuando empecé con este proyecto lo hice pensando que estaba abordando un período de nuestra historia del que el cine brasileño no se había ocupado lo suficiente. La posterior victoria de Bolsonaro y todo el ruido que ha generado su irrupción en la escena política demuestran hasta qué punto los ecos de aquel pasado siguen resonando en nuestro presente. Resulta atroz escuchar a algunos rememorar la época de la dictadura como si se tratase de un tiempo angelical. Rodar esta película fue un intento de rebelarme contra esa idea.
¿Qué es un país sin memoria?
Un país sin memoria es un país con denado a repetir los errores del pasado; un país sin memoria no puede imaginar su futuro, se le priva de conocer alternativas de desarrollo, se le condena a la ignorancia, al olvido, a minimizar su potencial. Estoy pensando en escenarios como la educación o la política económica. Olvidar la experiencia pretérita es desechar opciones de progreso.