La documentalista panameña Ana Endara debuta en ficción con Querido trópico, un film que retrata la relación que surge de dos soledades muy disímiles: la de una mujer de clase alta con demencia y la de su cuidadora, una inmigrante colombiana que acarrea un horrible secreto.
La historia sucede en la gran mansión de la patrona, interpretada por una gran Paulina García, conocida por la serie Narcos o el film Gloria de Sebastián Lelio. En el largometraje, su hija decide contratar a una mujer para hacerse cargo de ella ya que su enfermedad no le permite valerse por sí misma. Contrariada, Mercedes no acepta que Ana María, personaje que protagoniza Jenny Navarrete, se inmiscuya en su día a día: “Son dos personas que vienen de realidades muy distintas en cuestiones de clase, de edad o de preocupaciones”, afirma Endara. No obstante, esa distancia se va acortando a medida que la enfermedad de Mercedes avanza. Para Endara “el corazón de la película era retratar ese momento de compañía mutua, permitirles tender un puente entre ambas y conseguir esa sororidad que en una situación normal quizás sería imposible”.
Esa sororidad de la que habla Endara sucede bajo el techo de una casa que, tal y como explica, tenía “ese aspecto de gran caserón en el que se percibe que no está del todo habitada” y sucede, sobre todo, en su jardín, el pequeño edén que Mercedes cuida con esmero y que Oso Daniel Rincón construyó para el film. “La película siempre se llamó Querido trópico y en ocasiones pensé que no sería definitivo. Cuando vi las imágenes de lo que había hecho Daniel con aquel espacio, tuve claro que tenía todo el sentido seguir llamándola así”.
Endara consigue tratar un tema tan crudo como la soledad con pinceladas de humor, algo que para ella es “esencial para la vida. La capacidad de reírnos de nosotros mismos, más aún en momentos de desgracia, puede salvarnos”. Por eso, entre el equipo, quisieron usar el guion como válvula de escape, para afrontar esos momentos que nos va a tocar protagonizar en algún momento de la vida: “Es mejor aprender a habitar esas circunstancias y, si uno encuentra el momento, reír”. Confiesa que “es la sinergia entre Paulina y Jenny lo que potenció esos momentos que ya estaban en el guion. Ojalá contagie también al espectador”.
Además de la soledad, el cuidado es otro tema en el que quería ahondar la cineasta: “Los trabajos que tienen que ver con el cuidado, los más humanos, como cuidar de otros, enseñar a otros, no necesariamente son los más respetados o los mejor remunerados y tienen que ver con el tema de las clases sociales. Sin embargo, la soledad no hace distinción. La enfermedad permite a Mercedes olvidarse de esa distancia de clases y trascender esa relación empleada-patrona y le permite también dejarse sentir acompañada por alguien que, según su punto de vista natural, estaría ahí para servirle. Ojalá no se necesitaran situaciones tan extremas para humanizar a la gente”, concluye.
El cuidado está presente en todas las relaciones que tenemos, tal y como afirma Endara. Más aún en las mujeres: “No solo está presente entre madre e hija, también en la amistad, en el trabajo. En todas las relaciones se negocia el cuidado y en el caso de las mujeres muchas veces se nos impone, nos nace o dan por sentado que el roll de la mujer en la sociedad tiene que ver con eso”.
Querido trópico es un mundo dirigido y compuesto por mujeres de diversas clases, con diferentes problemas. La primera en unirse al film fue Paulina: “El guion llegó a sus manos, le gustó, tuvimos una reunión por zoom y fue una primera conversación muy rica, muy natural. Cuando se sumó al proyecto hubo un momento de reescritura y aproveché para sumarla al proceso de casting de Ana María porque la sinergia entre las dos era muy importante para la película, ese hablar sin hablar tan presente en la película. Tuvimos el lujo de hacer unas improvisaciones y estuvimos totalmente de acuerdo desde el primer momento en que era ella”.
Endara ha dirigido los largometrajes documentales Curundú (2008), Reinas (2013), La felicidad del sonido (2016) y Para su tranquilidad, haga su propio museo (2021, junto a Pilar Moreno). Con esta primera película no documental afirma que aprendió a escribir un guion de ficción: “Al principio, pasé momentos muy solitarios, pero era muy especial cuando escribía una escena que sentía que funcionaba. El guion se acabó escribiendo a cuatro manos con mi coguionista Pilar Moreno, c guionista de la película, y entonces fue una alegría compartida”.
Una emocionada Endara explica la buena acogida que tuvo la película en Toronto. Tras su paso por el Zinemaldia le queda un bonito recorrido por el Festival de Biarritz, el de Río de Janeiro y el de Roma.