JAMÓN, JAMÓN (1992)
Segunda de las tres películas en las que le dirigió Bigas Luna, y que podría verse como una trilogía del actor junto a Las edades de Lulú y Huevos de oro. Bardem representa en estos títulos una cierta imagen del macho ibérico, de sus pulsiones y tensiones según la mirada siempre cínica de Bigas y sus fijaciones con el toro Osborne, el jamón serrano y otros elementos de la cultura popular. Bardem, Penélope Cruz y Jordi Mollà, tres jovenzuelos, arropados por Stefania Sandrelli, Anna Galiena y Juan Diego.
ÉXTASIS (1995)
Quizá no sea uno de sus tra bajos más recordados, pero en este segundo largometraje de Mariano Barroso, con quien Bardem repetiría en Los lobos de Washington, ofreció una de sus composiciones más ambiguas, repleta de giros y recovecos, tantos como da la trama principal. La historia empieza con estampas de rebeldía juvenil, se instala en el territorio os curo de un atraco y se desarrolla poco a poco como un juego de suplantaciones que permite un mano a mano entre Bardem y el argentino Federico Luppi.
PERDITA DURANGO (1997)
David Lynch había fijado en Corazón salvaje un rotundo imaginario a partir de los personajes de Barry Gifford. Siete años después de las andanzas de Sailor y Lula, Álex de la Iglesia dio su versión –acción, gore y comedia negra– con este film que retoma una figura secundaria de aquella, interpretada por Isabella Rossellini y ahora por Rosie Perez. Perdita es libre y salvaje, así que se busca alguien igual a ella: Romeo Dolorosa, otro personaje para la antología de villanos sanguíneos de Bardem.
ANTES QUE ANOCHEZCA (2000)
La primera producción estadounidense del actor es atípica, ya que la dirigió un cotizado pintor neoyorquino que ha hecho varias películas, Julian Schnabel. Se rodó en México y gira en torno al poeta y dramaturgo cubano Reinaldo Arenas, represaliado por el régimen castrista. Schnabel le dio la posibilidad de explorar nuevos recursos en la composición de este persona je baqueteado por su homosexualidad, su oposición a la dictadura de Batista, la actividad en la revolución y su posterior disidencia.
LOS LUNES AL SOL (2002)
Aunque ya había demostrado antes varios registros, el transformismo interpretativo del actor alcanzó su primer cenit en esta su también primera colaboración con Fernando León de Aranoa, con quien trabajaría después en Loving Pablo y El buen patrón. Historia de aquellos que no encuentran trabajo en una localidad del norte de España en plena reconversión económica. Film social al gusto de León de Aranoa –Concha de Oro en San Sebastián y varios Goya– en el que Bardem y Tosar reparten el protagonismo.
MAR ADENTRO (2004)
Otra película bendecida por los premios Goya y por la que con siguió la Copa Volti a la mejor interpretación masculina en la Mostra de Venecia. Para un actor tan físico como él, debió ser una prueba de fuego convertirse en un cuerpo estático, el de Ramón Sampedro, tetrapléjico desde los 25 años. Alejandro Amenábar dejaba de lado el género fantástico y de terror (Tesis, Abre los ojos) para relatar la lucha de Sampedro con el fin de conseguir un final justo después de tantos años pos trado en una cama.
COLLATERAL (2004)
El primer film de animación en ganar en un festival del calibre de Berlín. En él aparece lo mejor de su autor porque, más allá de sus interpretaciones conceptuales, funciona por su prodigiosa caligrafía, reinvención narrativa constante, imaginación sin límites, creación de personajes icónicos (Yubaba, Haku, el bebé gigante, Sin Cara, el dios pestilente), su liris mo, emoción y corazón. Sus imágenes son acompañadas de una de las partituras más hermosas jamás compuestas por el maestro Joe Hisahishi.
NO ES PAÍS PARA VIEJOS (2007)
Los Coen se cruzan con Cormac McCarthy y facturan un neo-noir, o thriller rural, o western policíaco, a ellos les es igual porque los géneros han sido siempre un laboratorio. Está Josh Brolin, superado por las circunstancias. Y Woody Harrelson, en modo sicótico. Pero nada sería lo mismo sin ese asesino vestido de negro y de media melena castaña llama do Anton, el hierático personaje que usa un aturdidor de perno cautivo como arma letal y por el que Bardem ganó el Oscar al mejor actor de reparto.
SKYFALL (2012)
Ser el villano en un film de James Bond siempre ha sido provechoso para un actor. Pueden ser más paródicos, sibilinos, vio lentos, enfermizos o megaló manos, pero otorgan seña de identidad a cada título. Bardem siguió los pasos de Donald Pleasence, Christopher Lee, Christopher Walken, Madds Mikkelsen o Mathieu Amalric al dar vida a Silva en la antepenúltima de las cintas con Daniel Craig co mo 007. Otra transformación, físicamente imponente, pálido, cabello rubio y trajeado con una americana color crema.
MADRE! (2017)
Cineasta inclasificable don de los haya, Darren Aronofsky alumbró bajo la influencia fugaz de La semilla del diablo esta película delirante y escabrosa, onírica y perturbada, en la que Bardem viene a ser el John Cassavetes del film de Polanski, y Jennifer Lawrence la frágil Mia Farrow. Pero es solo una conexión, ya que la trama tiene como teórica base la irrupción de una serie de personajes en casa de la pareja protagonista. Él no les conoce pero les invita; ella tan solo quiere que desaparezcan.
Quim Casas