"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Por fin llega Megalópolis. Tras muchos años de espera, en mayo se estrenó mundialmente en el Festival de Cannes. Este mismo mes la han podido ver en Toronto. Y a los pocos días de presentarse en el Zinemaldia se estrenará en cines de todo el mundo. Megalópolis es la última película de Francis Ford Coppola, uno de los genios de su generación. El creador de la trilogía de El padrino, Apocalypse Now, La conversación, Tucker: Un hombre y su sueño, Drácula de Bram Stoker. El ganador de cinco Oscar, de dos Palmas de Oro y de dos Conchas de Oro: por Llueve sobre mi corazón en 1969 y por La ley de la calle en 1984. El genio al que su empeño en hacer Corazonada le llevó a la bancarrota cuando sus resultados de taquilla no estuvieron a la altura de lo esperado. El hombre capaz de sacrificar su estabilidad financiera con el objetivo de sacar adelante sus proyectos cinematográficos sin comprometer su visión artística.
Cuenta Coppola que empezó a darle vueltas a este proyecto a principios de los ochenta. Cuando leyó acerca de la conjuración de Catilina, una conjura política de la antigua República Romana en el año 63 a. C. en la que un político romano intentó hacerse con el poder mediante un populismo exacerbado y el apoyo de los militares. En su película, los Estados Unidos serían la reencarnación de la República Romana, y la ciudad de Nueva York de la Antigua Roma. Desgraciadamente sus problemas financieros en aquella época le obligaron a desechar el proyecto, pero siguió dándole vueltas a la idea.
En verano de 2001 organizó lecturas de una primera versión del guion con Robert De Niro, Paul Newman, Leonardo DiCaprio, Uma Thurman, James Gandolfini, Russell Crowe... Incluso llegaron a rodar más de treinta horas de imágenes de la ciudad de Nueva York con el objetivo de utilizarlas en el film. Pero llegaron los atentados del 11 de septiembre y no parecía lo más adecuado proseguir con una película sobre un arquitecto visionario que se enfrenta a las autoridades de Nueva York en su deseo de crear un futuro idealista y utópico, partiendo de la reconstrucción de una parte de la ciudad que quedó arrasada tras una catástrofe devastadora.
Pero Coppola no cejó en su empeño y en 2021, tras la pandemia del COVID y con más de ochenta años, volvió a poner en marcha el proyecto. Se puso en contacto con Jon Voight, Shia Labeouf, Giancarlo Esposito y Lawrence Fishburne, que ya habían colaborado con él en fases anteriores del proyecto. Habló con Talia Shire, James Remar y D.B. Sweeney con los que ya había trabajado en otras películas. Y embarcó a Adam Driver, Aubrey Plaza y Nathalie Emmanuel para interpretar a tres de los protagonistas.
Y nuevamente, con el objetivo de mantener su visión artística y su independencia creativa, autofinanció el proyecto, con un presupuesto de alrededor de 120 millones de dólares, vendiendo parte de su negocio de elaboración de vino. El resultado es un film enloquecido y excesivo. Un aluvión de ideas, una mezcla de géneros cinematográficos, una mirada hacia el futuro, un reflejo del conflicto entre las ideas creativas y arriesgadas de un visionario y las conservadoras de las autoridades. El del propio Coppola con la industria del cine a lo largo de toda su carrera. Sorprendente e inclasificable. Visualmente apabullante. En el que caben la reflexión sesuda y el humor más básico y elemental. Una mirada a lo más grotesco de la sociedad actual desde la perspectiva de un genio de ochenta y cinco años que ha tenido el coraje, el dinero y la libertad de concebir y ejecutar una película tan única y especial como Megalópolis.
Carlos Elorza