El cartel de la última edición de Nest, que acaba de clausurarse, representa muchas pompas de jabón, en un trasfondo rosa, que salen de una cámara de cine. Tal vez, esta imagen insinúa un juego despreocupado, remite a un lugar donde se puede probar la magia de hacer pompas de jabón, es decir, experimentar la magia del cine por primera vez, como en las escuelas internacionales sobre las que la sección pone el acento. 

Es una idea romántica. Las escuelas de cine no son lugares despreocupados, y pueden ser burbujas, pero no de jabón. Acudir a una es un camino que, como hacer una película, tiene mil trayectorias posibles, conlleva esfuerzos y dedicación, presupone tiempo y dinero. Aunque estés ‘protegido’ entre sus paredes, puede ser un lugar difícil, porque los caminos de la creación son tortuosos, y enfrentarse al otro –un tutor, un profesor, el resto de estudiantes– puede ser tan maravillosamente enriquecedor como acabar en conflicto. Sin duda es una experiencia significativa y formativa en muchos sentidos. Y las escuelas de cine no son todas iguales. Durante los últimos cinco días, vimos trece cortometrajes desde otras tantas escuelas dispares y situadas en todas las esquinas del mundo.

A pesar de todo, la propuesta detrás del cartel es muy valiosa, porque, como evocó Leos Carax el pasado lunes durante su clase magistral de apertura, el cine tiene una dimensión lúdica de la que hay que apropiarse. Ser cineasta implica tener mil juguetes para poder experimentar.

de clausura en el Kursaal, se anunció el premio de la sección, patrocinado por The Mediapro Studio, que consiste en una dotación económica de 10.000 euros para el o la directora del corto ganador. El jurado, compuesto por trece estudiantes de las mismas escuelas de cine seleccionadas a competición, y presidido por la cineasta argentina Albertina Carri, decidió otorgar el premio principal de la sección, el Premio Nest The Mediapro Studio, a El reinado de Antoine del cineasta de República Dominicana José Luis Jiménez Gómez, estudiante de la especialidad de documental en la EICTV de Cuba. 

La motivación hace hincapié en su poderoso dispositivo fílmico: “El jurado de Nest ha decidido otorgar el premio a un director que con su film nos ha transportado a un territorio reflexivo y quijotesco. A través de imágenes humanas e inteligentes y con una precisión muy delicada nos invita a ser parte de la imposible disociación entre el cine y la vida; entre la realidad y la ficción; entre las formas de representación de lo vivo y la potencia del lenguaje cinematográfico para dar cuenta de ello”.

Así se concluye esta edición de Nest, que se confirma como una sección imprescindible y entre las más excitantes del Zinemaldia, y a través de la cual el Festival, en conjunto con Tabakalera, sigue apoyando las jóvenes miradas que son al mismo tiempo el presente y el futuro del cine. Nos felicitamos con los participantes y les deseamos, de aquí en adelante, un camino entusiasmante.