"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La policía agradece (1972) detenta el honor de ser la fundadora y el pistoletazo de salida del fenómeno del poliziottesco alla’italiana, que actuó como fiel y descarnado reflejo de las convulsiones político-sociales de la Italia del momento, si bien como señala el ensayista Roberto Curti, este film inaugural no es sino la lógica consecuencia del cine político y de denuncia planteado un año antes por Damiano Damiani en, por ejemplo, Confesiones de un comisario (1971). Su director, Stefano Vanzina –premiado con la Concha de Oro a la mejor dirección de la edición de 1972–, abandona aquí su seudónimo habitual, el popular Steno, y se aparta de su género predilecto, la comedia, en aras de una intención más comprometida con la realidad del momento. Y eso que se había previsto otro director inicial, aunque según relata Vanzina, la izquierda cinematográfica tenía miedo de hablar mal de la policía.
La trama, indirectamente inspirada en una novela de Leonardo Sciascia titulada “El contexto” (1971), se centra en la figura del recto comisario Bertone (Enrico María Salerno) –“un hombre justo del lado equivocado”, tal y como lo define el exjefe de policía Stolfi (Cyril Cusack)–, repudiado tanto por unos medios de comunicación al servicio del Gobierno como por la superioridad jerárquica, el cual descubre que tras una misteriosa brigada anticrimen dedicado a eliminar delincuentes fugados de la justicia o liberados por los agujeros del sistema, se esconde una organización subversiva de mentalidad y prácticas neofascistas que pretende sustituir a la autoridad del Estado, anticipándose a lo que ocurrirá en la posterior y estadounidense Harry, el fuerte (1973) dirigida por Ted Post y escrita por John Millius y Michael Cimino.
La interpretación de Enrico María Salerno otorga porte y elegancia a un personaje de detective inusual en el poliziesco de la época, atento más a los delitos que a las condenas, más cerca del reflexivo Maigret que del expeditivo Harry Callahan, alejándose así de sus epígonos fílmicos que casi siempre antepondrán el uso de las armas al del cerebro. Sin embargo, el detective Bertone se siente imposibilitado para desarrollar su tarea de forma adecuada, debido a la falta de medios y leyes para encarar los conflictos, lo que le lleva a cuestionarse su propio rol de esbirro del Estado, aspecto que nos conduce a los estilemas de cierto cine conspirativo presente desde entonces en el subgénero transalpino.
Antes film de tesis que relato de acción (aunque contenga alguna secuencia tan concisa e impactante como la persecución entre un coche patrulla y la moto del secuestrador), La policía agradece conduce a un mensaje final desolador: el fascismo encuentra terreno fértil en los errores de la justicia, y toda rebelión ante aquel está abocada al fracaso. El film, ciertamente seco y robusto, con una inolvidable banda sonora de Stelvio Cipriani y un reparto de secundarios competente (Mario Adorf, Franco Fabrizi, Mariangela Melato, Laura Belli), supuso todo un imprevisto éxito comercial, por lo cual Steno volvería tangencialmente al género, aunque ya dentro de la comedia, con El Super Poli (1973), con protagonismo de Bud Spencer, y Giovana la incorruptible (1974), con la citada Melato. Salerno también deviene divo del filón con, entre otras, La polizia è al serviczio del cittadino? (1973), de Romolo Guerreri, y La polizia sta aguardare (1973), de Roberto Infrascelli.
Pablo Fernández González