El periodista José de Zer se convirtió en toda una institución de la comunicación argentina gracias particularmente a su cobertura, bastante espectacularizada, de una (digamos que previsiblemente falsa) visita alienígena. Ésta habría tenido lugar en el Cerro Uritorco de la provincia de Córdoba en el año 1986, y ahora el director argentino Diego Lerman toma su figura y aquel fenómeno televisivo para crear una ficción que, en realidad, ni quiere ser una biografía del periodista ni una película de alienígenas. “Esto no es un biopic. En realidad no conocemos mucho de la vida privada de José de Zer. Sí que busqué información, pero aparte de que efectivamente estuvo en la guerra de los Seis Días, algo que empleo en la película (aunque él nunca quería hablar tampoco de esa cuestión), no sabemos gran cosa”, indicó el director.
Así pues, El hombre que amaba los platos voladores nos habla, en clave de comedia, de otras cosas. Diego Lerman, que vuelve a la Sección Oficial del Zinemaldia tras Una especie de familia (2017) y El suplente (2022), explicaba qué le había interesado para tomar estos elementos en la génesis de su nuevo trabajo. “Por un lado está la cuestión del origen en la creación de las fake news, algo tan vigente ahora. Pero sobre todo, esta película tiene que ver con las creencias de todo tipo, ya sean los platos voladores, las religiones o la brujería. Este es un personaje que al principio se nos presenta como un hombre sin fe, pero es un personaje que busca y, al final, termina creyendo en aquello que él mismo crea”.
Esa búsqueda interior que emprende el personaje es la cuestión fundamental para Leonardo Sbaraglia, actor que ha encarnado al periodista: “Es una historia muy original, pero también es particular para cada uno, porque trata del misterio y de la posibilidad filosófica de encontrar qué es lo que hay entre nosotros y no podemos ver”. Sobre el reto de encarnar a una persona real y muy conocida, Sbaraglia reconoció que había sido un desafío enorme, y aunque la película se plantee desde la comedia, se acercó al mismo con mucho respeto: “Nunca entré en el juego paródico. Este personaje me merece reconocimiento, porque busca cosas legítimas, incluso sintiéndose un farsante. Todos nos sentimos farsantes a veces. Pero a la vez está buscando una verdad. Y, ¿qué es la verdad? ¿Qué es la realidad? ¿Qué es la locura? Al menos desde una película nosotros tenemos licencia para llevar la locura hasta el límite, pero ¿cuántos locos hay en lugares importantes?"
Incertidumbre total
La situación política y económica que atraviesa Argentina desde la llegada de Milei al gobierno (ha dejado inoperativo el instituto de cine argentino), no pudo ser eludida en la rueda de prensa celebrada en el Kursaal. Una película que trata sobre la búsqueda de la verdad, ve la luz en un tiempo en el que la incertidumbre es total. “Teníamos la sensación de que esta película podía ser la última que podamos producir aquí. La sensación de incertidumbre es enorme. No sólo en el cine y la cultura, también en la sanidad, en todo… Ya no podemos hacer planes, no ya a años vista, ni siquiera para los próximos días”, dijo Lerman. “Produce mucho miedo cuando la estrategia de supervivencia que tiene este poder que tenemos ahora en Argentina es atacar”, apuntalaba el productor Nicolás Avruj.
Pero Sbaraglia quiso dejar un mensaje final de resistencia: “No deberíamos estar hablando hoy aquí de política cuando estamos presentando una película luminosa, pero se ha generado un escenario de conflicto. Nosotros no iniciamos esto. Tenemos un cine del que deberían estar orgullosos nuestros gobernantes. Seguiremos haciendo nuestro oficio de manera excelente. La cultura va a encontrar formas de resistencia”.
Gonzalo García Chasco