"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El tercer día de este Zinemaldia nos introduce a un aniversario. Antes de que se crearan la Queer Palm del Festival de Cannes o el Queer Lion en Venecia, ya existía en Donostia el Premio Sebastiane, que recompensa a la mejor película de temática LGBTI del Festival. El nombre del reconocimiento remite a la película homónima de Derek Jarman, una obra descaradamente queer, subversiva e impúdica, que se proyectó durante el Festival del 1979, en la sección Barrios y Pueblos, bajo una iniciativa de militantes de la asociación EHGAM.
Basado en el modelo del Premio Teddy, que existe en la Berlinale desde 1987, el premio Sebastiane, organizado por la asociación GEHITU y el Festival, cumple durante esta edición 25 años. La primera de las diversas iniciativas que la organización planteó para celebrar este importante aniversario es una proyección muy especial –prevista para esta tarde– de la magnífica película de Robin Campillo, 120 pulsaciones por minuto, un poderoso relato de rabia y militancia durante la crisis del sida en Francia, que ganó el premio en 2017.
La proyección del film, que recoge las acciones de la asociación ACT UP de París y se halla como el vívido y emocionante retrato colectivo de una generación de activistas, podrá ser la ocasión para recordar –además del aniversario– la importancia y el sentido de la lucha LGBTI+, invitando a tomar en cuenta las muchas batallas de la contemporaneidad. La obra de Campillo, aunque situada en la década de los 90, nos recuerda que la política queer es necesariamente interseccional, está anclada al presente y responde a lo contingente. Por eso, entre las premiadas con el Sebastiane a lo largo de estas dos décadas y medio, no se podía elegir película mejor para celebrar.
Matteo Giampetruzzi