"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Carme Elias (Barcelona, 1951) y Claudia Pinto (Venezuela, 1977) nos reciben en el hall del Hotel Zenit, que fue una iglesia en su día. Mientras nos acercamos, se ríen y juegan en los sofás del ábside. Es una escena que irradia la fuerza de los vínculos sagrados, del simple y exacto amor al prójimo. El día antes habían estrenado la película que han rodado a lo largo de cuatro años. “Fue más que un estreno, Carme y su familia la vieron entera por primera vez ayer”, nos cuenta Pinto. “Era muy importante ese momento. Estar allí. Para Carme, haberse atrevido a mostrarlo”. ¿Pero, cómo empieza todo? ¿Por qué deciden rodearse de cámaras y mostrar la toma de conciencia de una enfermedad tan delicada como el Alzheimer? “Cuando me dieron el diagnóstico me fui hasta Valencia a ver a Claudia. No me veía capaz de decírselo por teléfono”. Elias y Pinto habían filmado Las consecuencias y durante el rodaje todo se empezó a hacer evidente: “Faltaba ponerle el nombre”, reconoce Pinto. “Después del susto, Claudia me preguntó: ‘¿Quieres que dejemos un rastro de todo esto?’. ¡Esto no se me olvida! Respondí que sí”. Enseguida montaron un equipo de cámaras y empezaron, sin saber muy bien quién vería esa ingente cantidad de horas íntimas filmadas. Claudia Pinto lo cuenta así: “Esto no nace con vocación de película para el público. Mi amiga me acababa de decir eso y yo no sé si la próxima vez que la vea sabrá quién soy. El impulso sale de ahí, por el amor de amigas, para que lo viese ella y su familia, por amor al cine”. Allende del primer impulso, de filmar como forma de ver el mundo y responder a la vida, la decisión se vuelve una forma de persistir, “no en contra del Alzheimer, sino a favor de la memoria”. Además, el impacto social es manifiesto. Elias cree que la película puede ser útil a todas las familias qué sufren la enfermedad: “Narrar en primera persona como la vivo. Mostrar que va poco a poco, que parezco normal pero no lo soy…”. Pinto reconoce la fortuna de que haya alguien como Carme que lo pueda contar con la profundidad, la transparencia y la empatía que admira de su amiga.
El equipo, ahora una familia, se enfrentó al rodaje con mucha cercanía y sin guion. “Nunca había seguido tanto la intuición. No hay entrevistados, no hay red, es un acompañamiento. Carme lo describe muy bien, dice que es un ‘desconcierto’. Es cierto que es una enfermedad muy difícil de retratar. El Alzheimer no se ve. Al principio me planteaba… ¿a dónde voy a poner la mirada? El camino que tomamos fue el de poner el acento en el valor. En seguir a Carme como una heroína que va superando los obstáculos propios de su profesión, como dar un discurso. No hacía falta ser más explícitos”. Carme nos cuenta cómo fue verla, el día antes: “Me pareció genial. Claudia tiene mucho talento, ha habido momentos difíciles, pero he tenido una confianza total en ella. No hay ni una sola traición: soy yo, una trágica, pero no es una tragedia”. El “mientras” de Mientras seas tú es el reto mayúsculo que plantea esta película emocional, pero sobre todo existencial. El equipo de Claudia Pinto sigue rodando, aún hoy, dos días después del estreno. ¿Hasta cuándo? “Mientras Carme sea consciente. Que lo pueda disfrutar, recibir el cariño de la gente, estar aquí. Yo no me puedo ni imaginar estar haciendo esta entrevista sin ella. Este es un viaje de dos”. Emocionadas, emocionados, la sonrisa tremendamente inspirada de Carme asiente: “Esto ha sido la historia de una amistad. De amor al cine, al ser humano, al intercambio”.
Marc Barceló