"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La imagen de una mujer barbuda tomada a finales del siglo XIX ha inspirado a la cineasta su segundo largometraje, un film presentado con éxito en Cannes dentro de la sección Un Certain Regard.
¿Cómo entró en contacto con la historia de Clémentine Delai que es el personaje real en el que se inspira Rosalie? ¿Qué le interesó del personaje?
Fue a través de una foto de época en la que pude ver ese rostro femenino cubierto con una extraña barba. Era una imagen perturbadora que, a la vez, me conmovió bastante; sentí que esa cara ocultaba un secreto que me apetecía explorar. Investigando sobre ella, leí que siempre rechazó ser un fenómeno de feria. Por el contrario, quiso ser una mujer con una vida de mujer, a pesar de su hirsutismo. De todas maneras, nunca me planteé hacer un biopic sobre Clémentine Delai. Quería, sobre todo, narrar el destino de una mujer que se libera teniendo su barba; hay una emoción violenta en la manera en que un ser tan particular vive el amor.
A pesar de ser una historia ambientada en el siglo XIX, presenta evidentes conexiones con el presente.
Rosalie es una mujer que se enfrenta a la mirada de los demás y que asume su feminidad desafiando los prejuicios de su época. Ella no es una víctima, sino alguien que hace de su singularidad un elemento de orgullo. Pienso que eso la conecta con las generaciones más jóvenes. A través de las redes sociales vemos a muchas mujeres mostrarse de manera distinta a los mandatos sociales. Aunque también es verdad que las redes promueven a veces un arquetipo banal y plano de lo que significa ser mujer.
¿No temió que esa lectura en clave contemporánea pudiera desvirtuar el alcance de la historia?
No, porque nunca tuve la intención de transmitir un mensaje sino una emoción. Esos ecos del presente están ahí pero no fueron explotados de una manera deliberada por mi parte.
La historia está narrada a través del personaje de Abel. ¿Por qué eligió su mirada hacia Rosalie como hilo conductor? ¿Es una manera de confrontar al espectador con sus propios prejuicios?
Totalmente, todo el inicio de la película discurre a través de la mirada de Abel, por eso necesitaba a Benoit Magimel, porque es uno de los pocos actores que pueden encarnar sea animalidad tanto en lo referente a su físico como a su carácter. De todas maneras, se trata de una mirada oscilante en la medida en que Rosalie va empoderándose. Para mi fue importante trabajar esto con los actores. De hecho, prohibí a Benoit y a Nadia que se conociesen. Fue difícil porque estaban nominados al César el mismo año. Les dije "procurad no hablar entre vosotros". Quería que ese elemento sorpresa de la primera mirada estuviera en la película.
¿Diría que Rosalie es un film romántico?
Sí. Es un film sobre el deseo y la muerte y ahí radica el verdadero romanticismo, en ese amor que trasciende los límites de lo establecido.
Jaime Iglesias Gamboa