El cineasta Víctor Erice (Karrantza, Bizkaia. 1940) ha recogido hoy el Premio Donostia en el Teatro Victoria Eugenia 50 años después de recibir en el mismo escenario la Concha de Oro por su primer largometraje en solitario, El espíritu de la colmena / The Spirit of Beehive. La actriz Ana Torrent, que protagonizó aquel filme cundo tenía seis años de edad, ha entregado la estatuilla al realizador y también ha participado junto a él en la presentación de la Proyección Premio Donostia Cerrar los ojos / Close Your Eyes, el cuarto largometraje de Erice como director.
Tras un prolongado aplauso, Erice ha agradecido un premio que lleva como divisa el nombre de la ciudad a la que llegó con tan sólo unos meses de vida. El director ha recordado que en la ciudad creció “en todos los sentidos, también como espectador de películas”, y evocó los primeros títulos que disfrutó en el Kursaal y el Victoria Eugenia: “Si cierro ahora los ojos, me veo de niño en una de esas butacas, disfrutando de películas que jamás olvidaré”. También ha tenido palabras para sus compañeros de generación, sus padres y allegados más cercanos y para el Festival de San Sebastián.
“Siempre he entendido el cine como un medio de conocimiento. De ahí que su aprendizaje para mí no se acabe nunca. Con el paso de los años hay algo que creo haber comprendido, que la obra de un cineasta -recordando ahora a Albert Camus- quizá no sea otra cosa que ese largo caminar por los dominios del arte de hacer películas para recuperar las imágenes extraordinarias contempladas en una pantalla a las que abrió su corazón por vez primera”, ha afirmado antes de concluir en euskera con un sentido “Eskerrik asko, Donostia Zinemaldia. Donostia beti”. (Gracias, Festival de San Sebastián, siempre San Sebastián).
Ana Torrent ha considerado “muy emocionante” entregar a Erice el premio “50 años después de estrenar juntos en este mismo lugar El espíritu de la colmena”. “Porque Víctor ha entrelazado de tal manera vida y cine que hay algo casi mágico en la forma en que ha cerrado un círculo. Un círculo que empezó a dibujar entonces cuando una niña descubría el cine y no era capaz de distinguir entre realidad y ficción, y ha completado ahora en Cerrar los ojos cuando un director invoca a la sala de cine como el lugar primordial de la experiencia para el espectador, un lugar donde reconocernos y entender quiénes somos”, ha añadido.
A juicio de la actriz, el cine siempre ha sido para Erice “una aventura, algo vivo y revelador, un espacio para el conocimiento donde a través de una historia sencilla pudiera descubrir y capturar aspectos fundamentales de la vida”. “A Víctor le ha gustado muy poco hablar de sus películas porque ha dado ya mucho, muchísimo de él en sus imágenes. Ha sido tremendamente coherente, tremendamente generoso y tremendamente valiente en su compromiso y no nos ha dejado ni una sola imagen que no fuera para él necesaria, que no estuviera latiendo, que no fuera al encuentro de algo. Yo quiero dar las gracias a Víctor por su lealtad. Y, por supuesto, por su mirada, una mirada que guió la mía, y me regaló una interpretación del mundo que me ha acompañado toda la vida y que hoy me sigue iluminando. Es un grandísimo honor entregar aquí esta noche este premio a Victor Erice”, ha concluido.
La trayectoria de Víctor Erice ha tenido siempre eco en el Festival de San Sebastián. Su debut como director, filmando uno de los tres episodios de Los desafíos (1969) junto a José Luis Egea y Claudio Guerín, fue seleccionado en la Sección Oficial y recibió la Concha de Plata a la mejor dirección. Cuatro años después, con su primer largometraje en solitario, El espíritu de la colmena (1973), fue reconocido con la Concha de Oro. El sol del membrillo / Dream of Light (1992) fue seleccionada en la sección Made in Spain, tras recibir el Premio del Jurado y de la Crítica Internacional en Cannes, y la película colectiva Ten Minutes Older: The Trumpet formó parte de la sección Zabaltegi en 2002.
Tras la gala, el Victoria Eugenia ha acogido la proyección de Cerrar los ojos, un filme sobre la memoria hilada en torno a una película inconclusa y a la misteriosa desaparición de un actor. El filme, que previamente ha sido mostrado en los festivales de Cannes y Toronto, se ha estrenado hoy en las salas de cine en España.
El Festival inauguró hace seis años una línea de Premios Donostia vinculada a cineastas cuya contribución al arte cinematográfico es indiscutible, como Agnès Varda (2017), Hirokazu Kore-eda (2018), Costa-Gavras (2019) y David Cronenberg (2022). El galardón honorífico más importante del Festival de San Sebastián homenajea en 2023 a un cineasta que, con solo cuatro largometrajes, cuenta en su historial con la Concha de Plata a la mejor dirección, la Concha de Oro a la mejor película y el Premio del Jurado y de la Crítica Internacional en el Festival de Cannes, entre otros muchos reconocimientos.