"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Como un espejismo en medio del vasto desierto, resurge cada año, por nueve días, la ciudad de los mil nombres, en la localidad de Donostia. En esta urbe en constante metamorfosis, las calles y los edificios son escenarios en blanco, listos para ser llenados con las representaciones más extravagantes y los roles más insólitos. Los habitantes, anónimos entre sí, se despiertan cada mañana sin saber quiénes serán hoy. Esta es la ciudad donde la identidad se desdibuja, y la realidad es una obra teatral sin fin.
Las calles, al amanecer, son como lienzos en blanco dispuestos a recibir la pintura del día. El comerciante se convierte en vagabundo, la mendiga se convierte en reina, y el amante despechado se transforma en científico. La ciudad de los mil nombres es un escenario eterno, donde cada día es un acto nuevo en el drama sin fin de la existencia.
Los habitantes caminan por las aceras con trajes y máscaras, cada uno representando un personaje distinto. Los rostros cambian, las voces adoptan nuevos tonos y las historias se entrelazan. Nadie pregunta por la autenticidad, pues en esta ciudad, la autenticidad es efímera y la verdad es subjetiva.
En la plaza de los mil nombres, los habitantes se reúnen para intercambiar historias y consejos sobre cómo representar los papeles más convincentes. Las artistas de la ciudad son expertas en el arte de la metamorfosis.
Las noches en la ciudad de los mil nombres son un espectáculo de luces y sombras. Aquí, las identidades son efímeras y las conexiones son fugaces, pero la búsqueda de la autenticidad persiste, oculta entre las sombras de la representación.
Sus habitantes son actores y actrices en un escenario sin fin, representando sus vidas como si cada día fuera una nueva función de la existencia.
Lucía Malandro