"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La Cañada (Madrid) es el asentamiento irregular más grande de Europa. Un lugar del que, por los medios, sabemos poco más que el corte de suministro de electricidad que sufrió hace tres años. Guillermo García López lo pisó por primera vez cuando rodó Frágil equilibrio (2016), ganador del Goya al mejor documental. Ya entonces, su nuevo film, que compite en Zabaltegi y fue estrenado en la competición oficial de cortometrajes del último Cannes, empezó a gestarse. “Mis películas beben mucho del espacio, de lo que respira cada universo. Hay ‘película’ desde que empiezo a compartir tiempo con familias que viven ahí, a establecer lazos de amistad”. El director madrileño organizó unos talleres de cine para los chicos de La Cañada: “Ahí hago un primer acercamiento a su mundo desde el cine, que es el mío”. La barrera entre las distintas realidades es evidente, central, pero “la distancia se acorta aceptando que, efectivamente, somos diferentes. Hay gente que vive en infraviviendas… y nosotros, no.” García López dedicó tiempo, el único aliado posible para comprender el lugar. Tiempo para escuchar, observar y, sobre todo, compartir. “El cruce está en lo que nos hace más iguales: las emociones”. Toni, el adolescente protagonista de Aunque es de noche, se enfrenta a la pérdida de un amigo que se irá de La Cañada e irá dejando atrás “una forma de mirar, la de la infancia”. El paso a la edad adulta, ahí, sucede muy rápido, nos explica el director. Más que la escritura del guion, de trama sencilla para ahondar en la escena de los adolescentes, García López destaca la preparación del rodaje: “La cuestión fue ver cómo se hacía una película ahí, cómo se filma, cómo se produce, el sistema de rodaje. Para mí es muy importante el rastro que deja una película”. Otros rastros han dejado otros registros de La Cañada. “Me llamaban mucho la atención las imágenes que se han creado de este lugar: muchas de ellas ‘miserablilistas’ o bien paternalistas. Mi posicionamiento es estar cerca de la gente. Esto hace posible que dejen de ser ‘otros’, que seamos un todo”. En el film, el todo es un diálogo entre las imágenes que Toni y Nasser graban con sus móviles, y las de García López, unidas por un montaje que evidencia el artificio a la vez que rezuma poesía: cuentos al calor del hogar, filtros de móvil que transforman el mundo, pájaros de colores soñados y escondidos en el Sector 6 de La Cañada… “Lo que me cautivó fue la vitalidad y la luz que tienen, pese a que viven en la oscuridad. Aunque es de noche…”
Marc Barceló