Por increíble que parezca, la directora brasileña Carolina Markowicz presenta su segundo largo, Pedágio, tras su paso por Horizontes Latinos el año pasado con su ópera prima Carvão. La realizadora cuenta que el proceso de creación de este segundo film no fue tan rápido: “Los dos proyectos se hicieron en mucho tiempo, ocho años para la primera y cinco para la segunda. Los rodajes se hicieron muy seguidos porque la pandemia trastocó nuestros planes”. De hecho, fue bastante “insano porque el rodaje de uno a otro solo tuvo tres meses de diferencia”.
Repite en el Zinemaldia y repite también parte del elenco de este film: “No paraba de pensar en Maeva para este guion, así que decidí presentárselo explicándole de antemano que se trataba de un guion un tanto bizarro. Pero le encantó. Algo parecido pasó con Aline Marta, solo que, en este caso, participó primero en Pedágio y después en mi primera película. No se me ocurría nadie mejor para este personaje”.
En la película, Suellen, empleada en una cabina de peaje, se percata de que puede utilizar su trabajo para conseguir dinero extra de forma ilegal. Pero lo hace sólo por una causa: enviar a su hijo a un taller de conversión gay dirigido por un reputado sacerdote extranjero para conseguir “curarlo” de su enfermedad.
Para conseguir a la persona que interpretara el papel de ese sacerdote “hablé con muchos actores pero me presentaron a Isac Graça, un joven actor con grandes dotes que tiene un tono muy especial. Me parecía interesante además representar con él lo que fue la colonización portuguesa en Brasil y hacer una sátira de la historia”.
Markowicz: “Hay gente que prefiere tener un hijo que cometa delitos graves a que sea gay”
Y es que Markowicz trata este tema tan actual desde una perspectiva sarcástica: “Me inspiré en el lado patético de lo real para crear este imaginario aunque es una historia que podría ser verídica”. Añade que, para ella, “es muy curioso que a día de hoy las personas en países como Brasil estén tan preocupadas por saber con quién se relaciona el resto sexualmente. Me parece una locura. Hay gente que prefiere tener un hijo que cometa delitos graves a que sea gay. Es un tema que está muy ligado con la vergüenza. Incluso los políticos de hoy en día se comportan de esta manera. ¿Cómo puede ser que la sociedad se tome en serio a estas personas?”. Precisamente esta era una de las incógnitas que ha querido explicar en Pedágio.
Para la directora, la mayoría de las películas que tratan estos temas lo hacen desde una perspectiva relacionada con el fundamentalismo religioso. Su film, en cambio, no: “Aquí, las personas que ni siquiera son religiosas también se plantean estas cosas. El personaje que interpreta Maeva, la madre, quiere que su hijo sea lo que ella considera como normal para que nadie cuestione su papel como madre. No quiere que su imagen se vea manchada porque su hijo es gay”. A esto hay que añadirle que hablamos de una madre soltera, en un mundo en el que la familia tradicional es lo que está bien visto: “Es una madre que se despierta a las cuatro de la mañana todos los días, que se encarga de todo en casa; facturas, limpieza, educación de su hijo… Bastante tiene con ser una madre soltera como para que su hijo sea gay, así lo ve ella. Vive en una constante presión social”.
Sobre su vuelta a San Sebastián confiesa estar “muy contenta. Me encanta este festival, es un honor mostrar mi película para esta audiencia. Es increíble cómo los espectadores interactúan aquí”. Eso sí, los nervios de presentar su segundo largo no distan mucho de la primera vez: “La sensación de ansiedad es más o menos la misma. Creo que eso no va a cambiar nunca”.
Además de sus dos filmes, Markowicz ha escrito y dirigido seis cortometrajes seleccionados en festivales como Cannes, Locarno o Toronto y galardonados con más de 70 premios.
María Aranda Olivares