"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Ganadora de la Palma de Oro en Cannes (de hecho, se trata de la tercera mujer que obtiene este galardón), Justine Triet ha venido a Donostia para presentar la película que le valió el máximo galardón del certamen francés: Anatomía de una caída. Sobre el papel se trata de un film de suspense, en su primera mitad, que desemboca en un drama judicial, dos géneros fuertemente codificados que, sin embargo, son utilizados por la directora para armar un relato donde resulta más elocuente lo que subyace a éste que aquello que se narra: “La película realmente habla sobre la pareja, la familia y sobre cómo el paso del tiempo altera este tipo de relaciones, pero el hecho de estructurarla como si fuera un drama judicial nos permitía que los personajes hablaran de sí mismos y de los hechos acaecidos de otra manera. En un juzgado la realidad se deforma al ser evocada y eso nos parecía muy interesante”.
El film arranca con la muerte de un hombre, marido de una escritora de éxito, al precipitarse desde la ventana de su casa. ¿Suicidio? ¿Homicidio? Los investigadores avalan la segunda de estas hipótesis, aun con pruebas muy dudosas, y la escritora es acusada de asesinato. A partir de ahí lo que narra la película es su vía crucis judicial y sus intentos por demostrar su inocencia. En este sentido la película muestra los prejuicios a los que ha de enfrentarse Sandra, la protagonista de la película. Muchos de estos prejuicios tienen que ver con su condición de mujer tal y como explica la directora: “No solo goza del éxito que nunca ha tenido su marido, sino que le es infiel, encima es bisexual y para más inri es extranjera. Es decir, es alguien que se aleja de lo normativo. Pero, sobre todo, es alguien que domina la palabra y el relato. Evidentemente todo eso hace que, a ojos se la comunidad en la que vive, sea una perfecta culpable”. Cuestionada si ella, como creadora, ha sentido también esos prejuicios, Justine Triet se muestra contundente al afirmar: “Hay algo que no se le perdona a una mujer y es que tenga ambiciones”. La cineasta reconoce que ha conocido una evolución personal en ese sentido: “Cuando estudiaba Bellas Artes me ofrecieron formar parte de una exposición de mujeres artistas y yo me negué, no quería quedar encasillada. Pero ahora pienso que es necesario reivindicar nuestra singularidad como creadoras porque lo tenemos más difícil para visibilizar nuestro trabajo”.
Una de las cosas que ha suscitado más elogios del film ha sido la poderosa interpretación de Sandra Hüller, que prácticamente carga con el peso de la película sobre sus hombros: “Fue un regalo enorme que aceptara interpretar esta película, de hecho, había escrito el papel con ella en mente. Yo me limité a darle solo dos indicaciones: interpreta a Sandra pensando que es inocente y hazlo de la manera más sobria posible”.
Jaime Iglesias Gamboa