"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La sección New Directors tiene este año representación nacional con La estrella azul, del director zaragozano Javier Macipe (1987), que se estrena hoy en K2 y que lo hará con el calor de una gran parte de público maño que ha venido a apoyar al cineasta. Y no lo hace con una historia cualquiera, sino con la historia del líder de la banda “Más Birras” Mauricio Aznar (Zaragoza, 1964-2000).
Puede que una parte de los espectadores del Zinemaldia no recuerde a esta figura del rock español que nos dejó demasiado pronto. Sin embargo, y aunque Macipe asegura que no se trata de un biopic al uso, esta película es una oportunidad inigualable para revivir su música, su sentido del humor y esa curiosidad tan suya que lo llevó a cruzar el charco y a encontrar un hogar lejos del suyo propio.
El film nos sitúa en la década de los noventa, cuando el cantante está en medio de una crisis personal y creativa y decide viajar a Argentina para escapar de sí mismo y de una adicción que lo mete en un lío tras otro y lo aleja de aquellos que lo quieren. Una vez allí conoce a Don Carlos y su familia, con los que se instala y emprende un nuevo trayecto, esta vez musical. Este viaje le servirá para vaciarse y poder así llenarse de nuevos sonidos, aunque ese aprendizaje implique alejarse de su guitarra. Don Carlos es un veterano del floklore local y es autor de algunas de las canciones más famosas. Él y su descendencia guían a Mauricio hasta que su visita termina y regresa a España con la certeza de que la inspiración argentina era la respuesta que andaba buscando.
Macipe asegura que esta película, con la que se estrena en el largometraje, ha sido la más accidentada del cine español, y es que la pandemia los obligó a detener la grabación durante tres años. “Lo más importante durante ese parón fue mantener la esencia de Mauricio en Pepe Lorente. Cada día Pepe me mandaba una estrofa cantada, yo hacía los retoques y se la devolvía. Así cada mañana durante tres años”. Ese esfuerzo mereció la pena, porque el resultado de la actuación de Pepe Lorente es auténtica y llena de sensibilidad. “El sonido es el elemento técnico fuerte de la película y eso solo se aprecia en el cine. Toda la música está rodada en directo”.
Y para conseguir este capricho musical, el equipo viajó a Argentina no solo para rodar el film, sino para llevar a cabo una inmersión en su folklore. En esa aventura descubrieron una tierra de músicos anónimos llenos de talento. “Era un descubrimiento continuo”, recuerda con cariño Macipe.
Traer a la pantalla la historia de Mauricio no fue fácil al principio, ya que el cineasta (nominado al Goya al mejor cortometraje de ficción en dos ocasiones) tuvo que buscar el equilibrio al aproximarse al círculo cercano del cantante y llevar a cabo la documentación. Lo logró con éxito y también logró algo más importante; cuando se le pregunta qué cree que le parecería la película a Mauricio, Macipe lo tiene claro: “Le encantaría porque está hecha con mucho respeto. Creo que le emocionaría”.
Ahora toca emocionar a los espectadores del Zinemaldia. El resto de los espectadores tendrán que esperar a la próxima primavera para ver la película en el cine. Eso sí, quizás deberían aprovechar a visitar Zaragoza, ya que el estreno de la película promete ser un evento muy emotivo que contará hasta con concierto homenaje.
Iratxe Martínez