Pocos directores conectan tan bien con la audiencia como J.A. Bayona. La proyección en Perlak de último film, La sociedad de la nieve, se saldó con una ovación de las que hacen época. Este éxito se une a la reciente selección del film para ser el representante español en los Oscar. La película evoca la llamada “tragedia de los andes”, acaecida en 1972, cuando un grupo de deportistas uruguayos se vio obligado a sobrevivir durante dos meses en condiciones extremas al estrellarse el avión que les trasladaba a Chile. La película será distribuida por Netflix antes de final de año.

¿No le dio miedo volver sobre una historia que ya había sido contada?

Cuando hago una película me interesa tanto el qué como el cómo y el mayor reto que me planteó este proyecto fue encontrar el punto de vista para contar una historia que, efectivamente, ya había sido contada. Leyendo el libro de Pablo Vierci en el que nos inspiramos y tras hablar con los supervivientes de aquel accidente, enseguida me di cuenta de que había un personaje esencial que generalmente se ha omitido cuando se ha contado esta historia y ese personaje son los muertos. Así que desplazamos el punto de vista para que fueran ellos los que nos contaran esta historia.

¿En qué medida esta película ha supuesto una suerte de retorno a su hábitat natural?

Cuando trabajas en un sistema como el de Hollywood bien dirigiendo una película como Jurassic World, bien una serie como El señor de los anillos, al final está todo muy preestablecido, se trata de filmar un guion ciñéndote a unos plazos. Rodar La sociedad de la nieve ha sido volver a hacer cine de otra manera, recuperando una cierta libertad y llevando la historia a un punto que rezumara verdad. En ese sentido, les pedí a los actores unas interpretaciones bastante despojadas, no me interesaba que la película tuviera un aire de performance.

¿No fue un riesgo apostar por rostros desconocidos para un proyecto de tal envergadura?

Bueno, tampoco hay tantos actores jóvenes con estatus de estrella así que, en cierto modo, estábamos obligados a apostar por gente con poca experiencia. Es verdad que hicimos alguna prueba con actores más conocidos, pero no casaban bien con el tono que queríamos que tuviera el casting. Me interesaba, sobre todo, que el reparto transmitiese autenticidad y que la emoción emanase de ahí.

De usted siempre se ha dicho que filma muy bien la acción, pero tanto esta película es, sobre todo, un film de emociones.

Sí, no quería vertebrar el relato a partir de lo que hacen los personajes sino a partir de lo que sienten. En este sentido, a los actores no les ofrecí indicaciones sino estímulos que los llevaran a sentir lo que sintieron esas personas en medio de una experiencia límite como la que vivieron.

¿Cómo afrontó el hecho de que la película fuera seleccionada por la Academia de Cine para ser la representante española en los Oscar?

Estoy muy contento, sobre todo, por la visibilidad internacional que va a proporcionar al film. Se trata de una apuesta por un cine de alto presupuesto rodado en español. Eso hace diez años era algo imposible. De hecho, cuando rodé Lo imposible a pesar de contar la historia de un matrimonio español, tuve que recurrir a actores extranjeros y rodarla en inglés.

¿Cree que plataformas como Netflix son cada vez más receptivas a apoyar producciones de estas características en otros idiomas que no sean el inglés?

Creo que la ficción española lleva años demostrando su capacidad para abrirse paso en un mercado global, pero hasta ahora eso se ha visto, sobre todo, con las series. Faltaba una película como La sociedad de la nieve que validara esa apuesta en lo referente al cine.

Jaime Iglesias Gamboa