"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En 1958 se celebró la sexta edición del Festival de San Sebastián y, aunque aquella edición fue más conocida por la participación de Vertigo de Alfred Hitchcock, también fue la primera vez que una película africana formó parte del certamen: Haza howa el hob / Esto es el amor, melodrama dirigido por el egipcio Salah Abou Seif al estilo de Él (1953), de Luis Buñuel. Su presencia resulta llamativa en un festival dirigido desde el Ministerio de Información y Turismo, pues en aquellos años el militar socialista y panarabista Abdel Nasser gobernaba en Egipto.
Para entender la participación de películas en el Festival de San Sebastián en sus primeros años, hay que comprender la lógica de los procesos de selección de películas para la Sección Oficial: la figura del programador era inexistente y se encargaba a los aparatos diplomáticos de cada país enviar lo que consideraban “la cosecha del año”, instrumentalizando el cine como sus respectivos escaparates territoriales. Este mecanismo estaba precedido por una toma de contacto, en la que las embajadas fungían como actores intermediarios.
La dirección del Festival se reservaba la selección de algunos títulos para la Sección Información, que no era competitiva. Antonio de Zulueta, director del certamen entre 1957 y 1960, jugó un rol significativo, pues el archivo del Festival conserva la correspondencia diplomática que mantuvo con países tan diversos como Sri Lanka o El Salvador, entre otros, interesándose por su cinematografía o la formación a través de escuelas de cine y buscando interlocutores, propiciando así otros canales de intercambio.
Esta carta da a conocer la propuesta de Jaques Pascal como experto sobre cine egipcio, invitado a asistir al Festival. Zulueta fue audaz proyectando la ciudad de San Sebastián como lugar de encuentro cosmopolita al atraer la cinematografía internacional a una España sometida al franquismo.
A través de esta misiva también descubrimos que ya se había celebrado una Semana del Cine Español en El Cairo, al tiempo que se planeaba la Semana del Cine Egipcio en Madrid “para la que quizás reservarán las mejores producciones”. Esta especulación de prioridades sugiere una reflexión interesante, ya que, pese a la ambición del Festival de San Sebastián, pareciera que su consolidación fue quizás más lenta de lo esperado.
Por otro lado, actualmente estas muestras siguen siendo una ventana habitual de muchos países para exhibir globalmente sus recientes producciones, y cuya organización suele recaer en instituciones a cargo de la internacionalización de sus culturas, conviviendo así con el circuito de festivales.
Este tipo de correspondencias ocasionalmente concluían en la participación de una película o invitado en el certamen, y en otras tantas se limitaban a un intercambio de cordialidades.
A través de Artxiboa podemos rastrear los diferentes intentos de incluir películas de países no-hegemónicos y así imaginar una programación alternativa que también forma parte de la historia del Festival de San Sebastián.
Eloísa Suárez