"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El cine es un reflejo de la sociedad no solo en las narrativas que se ven en la gran pantalla, sino también en cómo se hace ese cine. Ser sostenible es un concepto holístico que empieza desde que se empieza a escribir el guion y no termina hasta que la película es proyectada en las salas. Contribuir a esa cadena es responsabilidad de todos.
El Festival de San Sebastián es consciente de esto y, desde hace dos ediciones, trabaja mano a mano con la consultora Creast, empresa tecnológica que “facilita a empresas y profesionales del sector del entretenimiento conocer, predecir y reducir su huella de carbono”. Fruto de este trabajo se ha desarrollado un proyecto de sostenibilidad que permita al Festival aspirar a convertirse en un evento carbono neutral en cinco años aproximadamente. Para lograrlo, desde la consultora, y más en concreto Yolanda Costas –responsable del área de ficción (cines y series) para Creast–, Lorea Elso y Maria José Pérez –responsables del área de distribución, exhibición y festivales de cine en Creast–, destacan el trabajo de Amaia Serrulla, coordinadora del proyecto de Sostenibilidad del Festival, ya que no es una figura que exista en otros festivales y su labor es, en sí misma, una declaración de intenciones. “Amaia lidera el proyecto de sostenibilidad del Festival y tener ese perfil trabajando de forma activa es clave. Con su trabajo va mejorando toda la organización”, dice Lorea Elso.
Pero desde la consultora recuerdan que lograr una industria cinematográfica sostenible es algo que involucra a todos los agentes que intervienen en la producción y distribución. Yolanda Costas hace hincapié en que guionistas, directores, actores, vestuario, maquillaje, catering, extras, distribuidoras, salas de cine y demás intervinientes deben comprometerse para aportar su granito de arena: “Desde Creast diseñamos un ‘traje a medida’ de cada producción para que la sostenibilidad sea accesible porque somos conscientes de que cada cliente tiene sus limitaciones. La clave está en que conocer la industria y al cliente, estar a su lado y entender que hay un criterio artístico que debemos respetar”. Ambas destacan que el sector está cada vez más concienciado y que la industria se ha puesto muy al día respecto a la sostenibilidad y que eso facilita su labor. “Hay un interés real”, añade.
Las tres creen que el primer paso para avanzar en este objetivo es la formación, y por eso una de sus áreas de trabajo es la divulgación. “Es importante hacer el ciclo completo, no limitarnos a los rodajes, por eso también realizamos una formación en incubadoras y seguimos el proceso hasta la distribución”.
Los frutos de este trabajo se pueden ver en el Festival con la suma de Repsol y Renfe como socios de su plan para ser un evento carbono neutral dentro de cinco años o en producciones que se han presentado en el Zinemaldia en las que ya se puede leer en los créditos que son “producciones más sostenibles”, como El sueño de la sultana (Sección Oficial) o Las chicas están bien (Made in Spain) entre otros títulos. Pequeños pasos para construir un cine (y un mundo) mejor.
Iratxe Martínez