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En el arranque de O corno, la cámara de Jaione Camborda se acerca con profusión de primeros planos al cuerpo, a la expresión más física, de una mujer durante el parto. Para la directora donostiarra esta escena inicial es una declaración de intenciones: “Quería introducir al espectador en el tempo suspendido de la película: una película corpórea, muy física, que permite una observación más detenida. Es una película de presencias, no de palabras. También introduzco desde el principio el motivo del alumbramiento y la conexión con nuestra dimensión mamífera”.
La historia comienza en la Galicia rural en el año 1971, momento que Camborda ha elegido por varios motivos que le interesaban: “Quería trabajar con personajes muy apegados a la tierra, en un espacio y un momento en el que el parto estaba menos medicalizado, y también en una época oscura de prohibición y mucho control sobre las decisiones de las mujeres. Pero quiero que la película dialogue con el presente, porque sigue siendo muy importante poner sobre la mesa estos derechos de las mujeres a decidir”.
Poco a poco el protagonismo de la película lo va adquiriendo la partera que asiste a la mujer en esa primera escena (interpretada por Janet Novás), ya que más adelante ayuda a una adolescente a abortar (empleando el cornezuelo al que alude el título), acción que le obligará a huir a Portugal para no ser detenida. Ese contrapunto con la escena inicial forma parte de los muchos ecos que la directora busca crear entre unas escenas y otras usando motivos vinculados: nacimiento y muerte, parto y aborto, o el sexo como origen de la concepción. “La película busca captar la intensidad emocional de esos momentos”, explicó Camborda.
Red de sororidad
O corno es una película de mujeres, quedando la figura del hombre en una posición más tangencial. “Al hombre le he querido introducir de manera afectiva, tampoco he querido aplanar a los personajes masculinos, aunque obviamente la mujer es el centro”, algo que se explica muy bien por la razón última por la que Camborda ha contado esta historia: “Tenía la necesidad como mujer de explorar la capacidad de concebir y alumbrar”.
La productora María Zamora, apuntando uno de los principales motivos por los que se sintió interesada en producir esta historia, ponía sobre la mesa uno de los rasgos argumentales más visibles de O corno: la red de sororidad que se crea. “Es a través de esa red de sororidad que estas mujeres conseguían salvar situaciones tan duras como las que padecían con demasiada frecuencia”.
“Me interesaba mucho estar cerca de la mujer y de cómo experimenta físicamente”, decía la realizadora, quien trabajó mucho con emociones reales vividas por las propias actrices y las experiencias de otras mujeres de generaciones anteriores. La elección de la actriz Janet Novás tiene mucho que ver, por un lado, con el hecho de que viva en el ámbito rural gallego y conozca a muchas mujeres de su entorno con experiencias relacionadas, además de por su capacidad de expresar esa fisicidad que la película demanda, ya que Novás es bailarina profesional. “El verdadero paisaje de esta película son ellas, las mujeres”, explicó la realizadora.
La presentación de una película sobre mujeres, dirigida y escrita por una mujer, con casi todo el reparto compuesto por mujeres, y producida por mujeres, no pudo sino terminar con la visibilización de una realidad indiscutible expresada por la propia Jaione Camborda: “Si ahora están ganando muchos premios en festivales y hay películas muy buenas hechas por mujeres es porque no se nos dejaba hacerlas, no se nos estaba dando la oportunidad”.
Gonzalo García Chasco