"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La actriz Dolores Fonzi, veterana en el Zinemaldia que ha participado en películas como El aura, Truman, Distancia de rescate o La cordillera y que, además, ha sido miembro del Jurado Oficial en 2017, presenta en esta 71 edición su ópera prima, Blondi, en la que ahonda en la relación de amistad de Blondi y Mirko que, además de mejores amigos, son madre e hijo.
Estamos acostumbrados a verla frente a la cámara. En esta ocasión se encuentra delante y detrás, ¿cómo ha vivido esta experiencia?
La verdad es que toda la incertidumbre que me daba el caso, los nervios y la incógnita los superé con mucha alegría y con agradecimiento. Estuve muy contenta durante todo el proceso. Este es el primer festival al que vine en mi vida y el primero en el que presento mi primera película como directora, así que me parece emocionante.
¿Qué la llevó a aventurarse a contar esta historia?
La idea surgió de trabajar con amigos y de un libro que leí que contaba la historia de una madre y un hijo… Fue entonces cuando decidí convertir esa historia en comedia y, para eso, creé a esa madre adolescente que no tenía mucha diferencia de edad con su hijo y después, paso a paso, fui creando una historia que me representara y que me diera ganas de actuar. Las películas terminan siendo lo que son cuando la gente las ve y te devuelve sus reflexiones sobre ella. Siendo Blondi una comedia que parece liviana, toca todos los temas, pero sin ser solemne; la gente que la ve se da cuenta de que la historia habla de muchas más cosas de las que en un primer momento piensan que está abarcando.
Como, por ejemplo, la maternidad y la manera en que la tratas a través de Blondi…
Blondi es importante porque libera la imagen de la madre perfecta en todos los sentidos y todos los mandatos que la sociedad impone sobre las mujeres: hay que ser perfecta, ser madre, pero a la vez ser enrollada. La película habla de las libertades individuales, de los vínculos, de lo importante que es la energía, el cariño y el tiempo que uno le dedica a los vínculos cercanos. Puedes ser madre de alguien, pero eso no quiere decir que seas alguien cercano: hay que invertir en el vínculo. No hay que ser madre para empatizar con la película. De hecho, todos emigramos de la casa de nuestros padres y a todos se nos van a ir nuestros hijos en algún momento. Es algo universal.
En este caso, además, hablamos de una madre soltera.
Quería hacerle un poco de justicia al 97% de las personas que crían a sus hijas solas y de las que, la mayoría, son mujeres. Quería mostrar esta red de mujeres: una abuela que ayuda a su hija con su nieto, que está desde siempre, etcétera. En la película, esta realidad se muestra de otra manera, pero la verdad es que es un núcleo que existe desde siempre, es una red de mujeres que se sostiene sola. Me parecía interesante poder militar ese tema desde la comedia; ofrecer la oportunidad al espectador de ver una película que le haga reír y emocionar pero que, a la vez, le regale cosas en las que pensar.
Su ópera prima cuenta con un elenco de categoría. ¿Cómo fue la elección?
Está conformado por Rita Cortese, una de las mejores actrices de Argentina; Carla Peterson, una magnifica persona: sensible entregada y súper graciosa; y Toto Rovito, que es un hallazgo no tan sorprendente porque venia de 1985, y ha supuesto un gran acierto del cual estamos muy orgullosos.
María Aranda Olivares