"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Amigas en un camino de campo tuvo ayer su estreno mundial en nuestro Festival. Santiago Loza (Córdoba, Argentina, 1971) lleva años pisando el Zinemaldia, desarrollando proyectos en el antes llamado Cine en Construcción, en Foro de Coproducción y, por último, en 2020, acompañado de los otros tres directores de Edición ilimitada, que participó en Horizontes Latinos. Esta vez también llega acompañado de sus amigas íntimas, a las que invitó a participar en una película que, con la propuesta y apoyo de Gong Cine, pudo rodar en diez jornadas y con pocos recursos. Estábamos en medio de la pandemia y “el único sentido que tenía hacer una película en ese momento tan adverso era sobre lo amoroso”, nos dice. Bacigalupo, una de las protagonistas, lo corrobora: “Lo quería era estar bien codeado. Nosotras confiamos y nos dejamos llevar”. El film está situado en Sierra de la Ventana, la puerta de la Patagonia, un lugar con una extraña atmosfera. Ahí vive Roberta Iannamico, una poeta que Loza considera casi coguionista, pues todo el recorrido de las amigas por los caminos del campo buscando el meteorito que vieron caer la noche anterior está habitado por sus poemas. Incluso hay algunas escenas donde los personajes simplemente los leen: “Estaban en el guion, pero no sabía cómo se iban a resolver. Me pareció que la forma más franca era que la película fuera una suerte de recital poético y que pudieran recitar descaradamente a cámara”.
La búsqueda de un meteorito, que funciona como la posibilidad de reformular los vínculos, no plantea exactamente un conflicto dramático. De hecho, “el conflicto es muy leve. Me parece que lo que pasa entre ellas es la amorosidad de la vida”. Eva Bianco lo vivió así: “Los diálogos tan bien escritos te daban el mapa por donde ir, para no hablar y simplemente dejar que si había algo en conflicto se disolviera en el aire”.
Las dos amigas perdieron ya hace tiempo a la tercera mujer que las unía y ahora una de ellas ha decidido irse a vivir a otro lado, mientras la hija de una de ellas ha llegado para visitarla y se reencuentra con otra amiga detenida en el tiempo suspendido del campo. Dos generaciones que se espejan en un film que homenajea la sutileza, lo pequeño, lo “inasible e incomprensible”, en sus palabras. “Está todo teñido de emocionalidad y de cierta inutilidad... tiene algo como de objeto inútil, la película”, concluye su director.
M.B.