"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Fácil es el título de la serie que se estrenó ayer en la Gala Movistar Plus+. Sin embargo, todo el que haya leído “Lectura fácil”, la novela en la que está basada, sabrá que ésta posiblemente sea una de las series más difíciles que se podrían haber hecho, tanto en el apartado actoral como en la dirección o en la producción.
La rueda de prensa previa a la proyección estuvo protagonizada por su directora Anna R. Costa, las actrices Anna Castillo, Natalia de Molina, Anna Marchesi y Coria Castillo y los productores Sandra Hermida y Domingo Corral. Ninguno de ellos ocultó las inseguridades a las que tuvieron que enfrentarse durante la realización de un proyecto tan arriesgado.
Cuando esta novela que cuenta el día a día de cuatro mujeres con diversidad funcional que intentan vivir de manera independiente en un piso tutelado de Barcelona llegó a manos de los productores, su primera impresión fue que era inadaptable. “Aún así, decidí embarcarme en el proyecto por una cuestión de fe en Anna” explicó la productora Sandra Hermida. Una tesis que también sostuvo el productor de Movistar+, Domingo Corral: “Si hemos sido tan valientes ha sido gracias a ella”.
Pese a contar con la confianza de sus productores, Anna R. Costa reconoció que el proceso de escritura de la serie Fácil fue muy duro y que para hacerlo “tuvo que bajar a los infiernos”. Desde el principio, la realizadora tuvo claro el tono de la serie. “La comedia para mi es inevitable porque veo la vida de ese modo y cualquier cosa que escribo me sale así”, dijo.
Igualmente, no tuvo reparos a la hora mostrar la intimidad de sus personajes. “Para mí es una cuestión de honestidad con mi trabajo. Enseñar solo la carcasa de un personaje sirve para la trama, pero si quieres mostrar su lado humano es fundamental llegar a lo más íntimo”.
Del reparto, la primera en pronunciarse fue Anna Castillo. “Construir mi personaje fue un proceso largo porque me daba mucho miedo no dar en las teclas adecuadas”, aseveró. Por su parte, su compañera de reparto Natalia Molina, llegó a calificar su trabajo como un “acto de amor a la profesión”. Según sus palabras, “podía haber interpretado mi personaje desde una posición más cómoda, pero conscientemente me lo he puesto difícil”.
Las actrices debutantes Coria Castillo y Anna Marchessi también manifestaron sus miedos. “El síndrome del impostor estuvo al acecho durante todo el rodaje, pero, por suerte, pude esquivarlo gracias al calor de mis compañeras”, explicó Marchessi. Emocionadas y, casi con lágrimas en los ojos, las dos coincidieron en que la experiencia les había cambiado por completo.
En la rueda prensa, no estuvo presente Bruna Cusí, la actriz que interpreta a la asistenta social, Laia Buedo. A diferencia de la novela, en la serie este personaje no es antagonista y, en cierta manera, representa a los espectadores que “quieren ayudar a esas chicas”. Para R. Costa “una cosa son las instituciones y otra las personas que trabajan en ellas” y, por ese motivo, en ese punto no fue fiel a la obra original. La realizadora, además, aprovechó la rueda de prensa para denunciar la injusticia de que existan especialistas sexuales para hombres y no para mujeres.
La mirada de Anna R. Costa no ha tenido la aprobación de la escritora de la novela, Cristina Morales, quien mostró su disconformidad en una columna publicada en “Rockdelux”. Preguntada por los periodistas, Costa contó lo que le respondió en privado: “Le dije que había leído el texto, que tenía libertad de expresar lo que piensa, pero que si quería opinar sobre la serie podíamos haber hablado antes de lo que supone escribir, producir y dirigir una serie. Y que en todo caso ella de lo único que podía opinar es de lo que había cobrado”.
Iker Bergara