"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Un caballero, un caballo, un territorio que defender. Pero en versión moderna donde el caballo es una moto. Chevalier Noir (A Tale of Shemroon) es un cuento que sucede al norte de Teherán. Y, como en todos los cuentos, aquí aparece el bien y el mal, solo que el caballero recorre la delgada línea entre ambos extremos. Emad Aleebrahim Dehkordi (Teherán, 1979) ha venido al Festival de San Sebastián para el estreno mundial de su primer largometraje que opta al premio Kutxabank-New Directors.
En esta entrevista, a la que el director iraní ha traído bombones, ha contado que parte del éxito de la película es que los actores se parecen realmente a los protagonistas, de hecho, comparten el nombre también en la ficción. Y otra curiosidad: el niño que aparece en la película es su propio hijo. Todo queda en familia y hoy esa familia será el público del Festival de San Sebastián.
Lo primero que ha hecho a su llegada a Donostia ha sido darse un baño en la playa. Después, esta entrevista.
No es el primer Festival de cine al que asiste, pero sí el primero con un largometraje. ¿Qué se siente?
Estoy nervioso, pero también entusiasmado. Tengo muchos amigos cineastas y productores que han pasado por el Festival y no han hecho más que felicitarme y asegurarme que iba a ser una experiencia única. La reputación del Festival de San Sebastián llega a todas partes del mundo. Eso impresiona.
Chevalier Noir es su primer largometraje. ¿Por qué decidió cambiar de formato?
Curiosamente, este es el primer guion que he escrito en mi vida, lo escribí en 2012, pero por cuestiones de la vida no he podido llevarlo a cabo hasta ahora y todos estos años he dirigido otros cortometrajes. Pero desde el principio quise ir a por el largo.
¿Por qué tantos años de espera?
Casi diez años para verlo en pantalla. Son muchos, sí. Sin tener experiencia previa en cine tuve dificultades para encontrar financiación y me dediqué a hacer cine más experimental e instalaciones de videoarte. Después me puse a dirigir cortometrajes y gracias a esos cortos que hice conseguí productores y financiación para rodar. La película fue seleccionada para su desarrollo en La Fabrique Cinémas de Cannes y en Ateliers Premiers Plans de Angers, lo que ayudó muchísimo.
En la película conocemos a dos hermanos, Iman y Payar. Tras la muerte de su madre y perder el dinero de la familia, Iman busca una forma para ganarse la vida. Ahí empiezan los problemas. Me han dicho que la idea para este guion fue fruto de varias señales.
Sí, todo han sido señales. La primera señal llegó en 2012, cuando mi madre me llamó para contarme un ajuste de cuentas fallido que había tenido lugar entre gente de mi entorno en Irán. Me impactó la violencia de la tragedia. Tenía un hecho del que partir y empecé a imaginar qué había podido ocurrir. Empecé a escribir en Teherán y de repente varios amigos con los que me encontré me hablaron de la presencia de pájaros enormes que estaban causando accidentes. Era otra señal, tenía que incorporarlo al film. Así salió el guion.
Después, siguiendo más señales, encontré a los actores y eran exactamente como había imaginado en mi cabeza. Tan iguales que apenas hicieron falta ensayos, lo que después de la pandemia facilitaba las cosas porque no disponíamos de mucho tiempo. Todo encajaba. Y espero que el re- sultado encaje al público del Festival.
Iratxe Martínez