"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Directora, guionista y actriz principal. Dinara Drukarova (Rusia, 1976) estrena hoy en el Festival Grand Marin, su primer largometraje, en el que ha volcado toda su experiencia, pasión y habilidades para poder llevar a cabo esos tres roles a la vez.
¿Por qué asumir la responsabilidad de escribir, dirigir e interpretar?
Sentí que no podía hacer otra cosa, el cuerpo me pedía que estuviese presente en todas las etapas. Esta historia era especial para mí y necesitaba contarla como yo quería. Por otro lado, la mayor parte de la película está rodada en un barco pesquero en alta mar y no podía haber un despliegue de gente; cuantos menos, mejor (risas).
¿Y cómo se enfrentó a ese triple reto en su primer largometraje?
Empecé en el cine con diez años y ahora por fin puedo contar mis propias historias. No sé realmente cómo conseguí escribir, dirigir e interpretar, fue todo muy intuitivo y a la vez reflexionado. Encontré el binomio perfecto en el director de fotografía Timo Salminen.
Grand Marin es la historia de una mujer que deja su vida para pescar en el mar del Norte y comienza una dura aventura en la que consigue un hueco, cariño y respeto en un mundo de hombres. ¿De dónde viene la inspiración?
La historia de Lili sale del libro “Le Grand Marin”, novela autobiográfica de Catherine Pulain. Cuando lo leí me impresionó su fuerza para enfrentarse a los retos. Me sentí identificada porque yo dejé mi vida en Rusia y tuve que encontrar mi hueco en un país nuevo y en el mundo del cine. Catherine ha venido a San Sebastián y hoy, día del estreno, es también su cumpleaños. Estamos muy emocionadas.
La película se compone, en gran parte, de escenas en alta mar con el silencio como protagonista; la acción y el paisaje es lo que llenan la pantalla.
Exacto, ese es mi lenguaje cinematográfico, tanto en los cortos que he dirigido hasta ahora como en Grand Marin. Me gusta no usar tanto las palabras y, sí, la imagen poética y las miradas, los gestos. Creo que los silencios dan un espacio al público para reflexionar e imaginar. Es algo muy personal; cada espectador hace su viaje interior.
Hoy suelta amarras la película, ¿qué se siente al dejarla zarpar?
Tengo miedo, pero también me siento con confianza. Han sido seis años de trabajo y ahora espero que llegue a buen puerto, al del corazón de todos los donostiarras que comparten la tradición pesquera y el amor por el mar. Ojalá la misma fuerza que tiene el libro la tenga la película.
Iratxe Martínez