"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En su segunda presencia en Sección Oficial, tras haber competido en 2008 por la Concha de Oro con la polémica Tiro en la cabeza, el cineasta catalán Jaime Rosales ha dejado un buen sabor de boca en la audiencia con una película plena de luminosidad. Nos habla sobre el amor como un proceso de aprendizaje: “Normalmente cuando hablamos de aprendizaje lo hacemos para referirnos a un trabajo. Sin embargo, me interesaba mostrar cómo, a lo largo de nuestra vida sentimental, solemos tener parejas muy diferentes y eso también refleja un proceso de aprendizaje donde vamos probando cosas diversas con personas distintas”.
En Girasoles silvestres, dicho proceso está encarnado en Julia, una joven madre a la que da vida Anna Castillo, a la que vemos en tres momentos de su vida definidos por las características de la pareja con la que comparte sus días en cada uno de esos momentos; tres hombres que representan, a su vez, tres modelos de masculinidad distintos y tres elecciones diferentes por parte de la protagonista. La complejidad emocional con la que los responsables de la película quisieron revestir al personaje de Julia queda de manifiesto en su reacción ante el maltrato que sufre por Óscar, el primero de los tres hombres con los que comparte su vida. Según Jaime Rosales: “Intentamos evitar la victimización de nuestra protagonista. Julia es una mujer fuerte, muy resistente frente a las dificultades que se le van planteando. A cada golpe que recibe ella, enseguida busca una nueva solución. Nadie decide por ella”. En este sentido, Bárbara Díez, coguionista del film, destacó el uso de las elipsis como recurso narrativo: “Queríamos dejar un espacio al espectador, que fuera él el que llenase ese tiempo e imaginase lo que les ocurre a los personajes, lo que hace que Julia vaya de una relación a otra”.
Por su parte, la protagonista del film, Anna Castillo, destacó el vínculo emocional que la unía al personaje: “Hay algo en Julia que me toca muy de cerca. Es una madre que aparta de sí sus necesidades y sus deseos porque está sola, y aún así tiene que seguir adelante como sea. Representa muy bien ese perfil de madre joven que vive en un sistema patriarcal con masculinidades muy tóxicas a su alrededor. La película la rodamos en Nou Barris, que es el barrio donde crecí y allí hay muchas mujeres como Julia”.
Complicidad con los actores
El acierto de Jaime Rosales en la dirección de actores centró varios momentos de la rueda de prensa. El cineasta barcelonés reconoció que “siempre suelo estructurar los repartos en torno a un actor ancla con el que ya he trabajado anteriormente. En este caso fue Oriol Plá. A partir de ahí voy probando las posibilidades que me ofrecen las nuevas incorporaciones. Con Anna enseguida quedé convencido. Es impresionante la frescura que aporta al personaje. Es una de esas actrices que te lleva de la alegría a la tensión”. La dinámica de ensayos previa al rodaje fue muy valorada por la protagonista del film, quien valoró que “Jaime Rosales tiene una manera de trabajar muy interesante. Lees el guion, luego no lo lees, luego improvisas y así vas construyendo el personaje”. Una idea en la que también reincidió su compañero de reparto Oriol Plá: “Jaime siempre dice que no quiere que sea el actor el que se acerque al personaje, sino que él, como director, es el encargado de acercar el personaje al actor”.
Jaime Iglesias