Desde su primer cortometraje con Las rubias (2015), hasta su último corto, There Will Be Monsters (2019), la madrileña Carlota Pereda no ha dejado de cosechar reconocimientos y premios. Ahora debuta en el largometraje con Cerdita, que no es sino la ampliación de otro de sus cortometrajes, el que realizó en el año 2017 con título homónimo, y que le valió la obtención de los premios Goya y Forqué.
¿Cómo surgió la idea de convertir aquel cortometraje en una película larga?
Que aquel cortometraje necesitaba una ampliación lo consideré ya desde el momento en que estaba cerrando el rodaje, mucho antes de que el corto tuviera ninguna repercusión, o de que ganara el Goya. Para ese momento yo ya tenía hecho un tratamiento para un largo, porque me parecía que el final resultaba demasiado jugoso como para dejarlo pasar. Se lo comenté a mi productor e inmediatamente le pareció buena idea. Y lo que se me ocurrió es continuar la historia a través de un thriller moral sobre una chica que decide no hacer algo. La verdad es que me parecía muy interesante hacer una película sobre una omisión de acción, que es precisamente en lo que culminaba el cortometraje Cerdita.
Habla de thriller moral, y efectivamente se plantean en la historia conflictos morales incómodos...
Lo que quería es que el espectador se planteara en cada paso que se avanza en la historia qué es lo que haría él mismo. Para mí era muy importante que se produjera ese diálogo con el espectador. No me interesan las respuestas, sólo las preguntas que te puedas hacer.
¿Por qué ha acudido al cine de género para alojar en su interior un asunto tan delicado como el bullying?
El cine de género te da mucha libertad, te da la posibilidad de llevar las cosas mucho más lejos, tanto formal como temáticamente. Eso me parece mucho más divertido a la hora de dirigir y de escribir. Y también porque para mí todo cine de género es primero un drama. El Exorcista es un drama familiar.
Cuando creé el cortometraje, ob- viamente el tema ya estaba focalizado en el bullying, pero para mí el fondo nunca está alejado de la forma. Y la forma ya desde el principio tenía que ver con el thriller y con el cine de terror. La adolescencia puede ser una historia de terror. Es algo que me interesaba mucho experimentar: hacer una película de terror basada en algo que sea muy real.
Además, a pesar de lo delicado del tema, no tenía por qué dejar de ser una película divertida, entretenida. Esa es otra posibilidad que ofrece el cine de género: te da la posibilidad de que más público vaya a las salas. Es una especie de lobo disfrazado de cordero: se va al cine, se pilla palomitas, y luego están envenenadas.
Bullying ha existido siempre pero, ¿percibe que pueden ser tiempos especialmente crueles por el efecto de las redes sociales?
Lo que ocurre ahora con el bullying es que con las redes sociales no hay escapatoria, se multiplica todo mucho más. Si cuando yo misma sufrí bullying en la adolescencia hubiera habido redes sociales, no sé qué hubiera pasado...
¿Ha hablado con especialistas en este tema?
Desde luego. He leído un montón sobre el asunto y he hablado con expertos. De hecho, la pareja del director de fotografía de la película se dedica profesionalmente a abordar la cuestión del bullying hacia adolescentes en los colegios.
¿Qué tal la recepción del público en los festivales donde han proyectado Cerdita? Ha participado en Sundace...
En Sundance la proyección fue online. No pudimos estar porque nos pilló la ola de Omnicron. Fue una pena no ir, pero creo que nos benefició porque así vio la película mucha más gente y hubo mucho más revuelo tanto entre la prensa internacional como entre el público. Y la gente está entendiendo muy bien la película, han captado perfectamente el contexto. Quizás algunos lo toman desde el lado más superficial, pero también lo disfrutan. E incluso a quienes no les gusta, hablan de ella. Y eso me parece genial, no me importa que mi película no guste si incita a la reflexión. En cualquier caso, las reacciones están siendo muy positivas, tanto de la crítica como del público. En Inglaterra se me acercó gente a abrazarme después de una proyección. Y eso con lo fríos que se suponen que son los ingleses y en tiempos de COVID.
Gonzalo García Chasco