"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Carlota González-Adrio (Barcelona, 1996) estudió, no hace muchos años, en la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya. Ahí se graduó con Solsticio de verano, proyecto que ganaría el premio a mejor cortometraje español en la SEMINCI de Valladolid. Ahora llega a San Sebastián para dar clausura a esta edición de Made in Spain con La casa entre los cactus, un cuento sobre la familia como organismo vivo, adaptación de la novela homónima de Paul Pen.
¿Cómo llega este proyecto a sus manos?
Cuando salí de la ESCAC y después del premio en Valladolid, me puse a escribir un guion de largometraje, que tenía mucho que ver con Solsticio de verano. Envié el dossier de proyecto a unos productores que estaban trabajando, a su vez, en la adaptación de la novela de Paul Pen. No tenían director y decidieron apostar por mí, una directora novel. En ese momento yo acababa de entrar en el posgrado de Creación de la Elías Querejeta Zine Eskola, en Donostia. Fue muy intenso.
¿Qué le atrajo de la historia?
Tiene algunas conexiones con mi otro proyecto de largometraje. Lo que me interesaba mucho de la historia era que giraba alrededor de lo que no sabes de los demás, de cuando crees que puedes juzgarlos, sin darte cuenta que no sabes nada de la otra persona. Y la idea de desmitificar un ideal y lo peligroso que puede ser, no solo el hecho de crear una utopía, sino que alguien de afuera se la crea. De todas formas, mi condición para aceptar el encargo era que pudiera hacerme mío el guion. Así que me puse a trabajarlo con el guionista y escritor de la novela, Paul Pen, que es una persona muy generosa. Cuando entró Kiko de la Rica (el director de fotografía) en el proyecto, también me ayudó mucho a reescribir mientras hacíamos la planificación visual. Era todo un reto... ¿Cómo haces algo tuyo en tan poco tiempo?
¿Cuándo lo consiguió del todo?
Cuando hicimos el casting. Fue cuando ya me vi dentro de la película, totalmente. También por el hecho de que me presentaran como directora frente a los actores... Eso me ayudó a colocarme en el lugar.
La casa, la familia aislada, el intruso... muchos elementos que nos hacen pensar en películas y géneros de la historia del cine. ¿Trabajó con algún referente?
Hay muchas conexiones, es cierto. Pero no he utilizado referentes, ni me gusta hacerlo. Mis referentes durante el proceso han sido, sobre todo, mis actores y mi madre.
¿Su madre?
Llamaba mucho a mi madre para preguntarle sobre mi infancia y situaciones que vivimos para poder entender al personaje de Ariadna Gil y dirigir a las niñas. Su forma de ver el mundo me ayuda a despertar más cosas en mí. Si viera películas parecidas al proyecto se me quitarían las ganas de hacerlo. En cambio, si accedes a los recuerdos personales que te tocan, te remueven...
Ha estudiado en la ESCAC y en la EQZE, dos modelos de escuela muy distintos.
De la ESCAC me llevo toda la gente con la que estudié durante cinco años... ¡Es que terminas rodando tu corto con los mismos con los que filmaste tu primera práctica en primero! Lo que valoro mucho es que nos ponen detrás de una cámara ya la primera semana de curso. Te hacen espabilar mucho, entender la dinámica de los rodajes... De la Zine Eskola me ha encantado como cuidan el propio proceso de los proyectos. Se preocupan de que tengas una mirada atenta para con lo que estás trabajando. Está muy bien saber rodar, pero es igual o más importante cuidar la mirada que tienes.
Marc Barceló