"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Un varón es una historia que su director, Fabián Hernández (Bogotá, 1985), ha vivido de cerca. “Para mí es casi como ponerme al desnudo. La película está filmada en mi barrio y tiene mucho que ver con mi vida personal”, afirma. En ella, relata el día a día de Carlos, que vive en un internado en el centro de Bogotá. Su deseo es pasar la Navidad con su familia, pero las circunstancias a su alrededor le obligan a asumir el estereotipo de “macho”.
El director presenta su primer largo en Horizontes Latinos, pero cuenta con una larga trayectoria, con cortos como Mala maña o Tras la montaña, seleccionados en varios festivales internacionales.
Realizar este film fue algo que llevaba “reflexionando hace muchos años, estaba buscando la manera de expresarla. Lo que me resultó más difícil fue confrontarme conmigo mismo y ser lo suficientemente honesto conmigo. Encontrar esa honestidad no fue fácil, tampoco lo fue exponerla, pero decidí hacer una película muy anclada en mis memorias, en el barrio en que crecí con personas que tal vez han tenido algo que ver directa o indirectamente en mi vida. Me acerqué a unos muchachos que tenían que ver también con una contemporaneidad muy clara, que están viviendo unas situaciones que se parecían mucho o se parecen mucho a las que yo había vivido”. Una vez encontrados estos jóvenes, Hernández comenta que “creamos una sinergia con ellos. Juntos, desarrollamos un proyecto que coquetea con lo natural, con la realidad, pero donde, a la vez, hay una historia, un desarrollo de personajes, una propuesta artística”.
La película tenía unas premisas claras relacionadas con una masculinidad hegemónica dominante: “Yo había visto esa masculinidad desde muy joven. Para ser un ‘macho’ en el barrio tienes que hacerte respetar, tienes que saber hablarle a la gente de una forma y ser parte de unos códigos que tienen que ver con esa virilidad tóxica. Ese fue el norte para mí en el proyecto”. Así es el protagonista de la película, que está “constantemente en ese desarrollo de crear una mirada concreta, una forma de caminar; en definitiva, en acentuar su masculinidad para que, en consecuencia, el bullying hacia él esté casi prohibido”. Precisamente, los jóvenes que están alrededor de Carlos se encargarán de juzgar esa figura masculina, esa normalidad: si no eres lo suficientemente hombre te conviertes en un ser anormal y esa anormalidad puede ser “castigada, juzgada, sufrida”.
El director analiza esa masculinidad como una construcción social: “Él tiene una fragilidad que parece no poder sacar de puertas para fuera”. Carlos explora esa sensibilidad, renunciando a varias cosas para las que no está hecho porque, al fin y al cabo, no es ese tipo de“macho”. ¿Acaso el poder de matar a otra persona te da el poder suficiente para ser hombre? Ese es uno de los temas sobre el que el cineasta reflexiona en Un varón.
Hernández afirma tener “un sentimiento muy social hacia la película. Me interesa llevarla a los barrios, a esos lugares donde los jóvenes no hablan de masculinidad. Me gustaría que generara en ellos una sensación que tiene que ver con alejarse de esos clichés, para entrar a abordar otros estereotipos que tienen que ver con la violencia, pero de una forma más sutil”.
El director concluye: “Para mí es importante que la película transmita el trabajo que hizo Javier De Nicoló, que aportó luz a lugares como este y también a mi película”. Nicoló fue el encargado de desarrollar un programa que ha ofrecido educación y protección a más de 40 mil jóvenes marginados.
María Aranda