"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Corría el año 2019 cuando Marina Palacio, que había cursado el postgrado de Creación de Elías Querejeta Zine Eskola y estaba realizando prácticas fotográficas en el Zinemaldia, presentó su proyecto de cárteles de películas imaginarias protagonizados por gente vinculada al Festival. Palacio realizó después el corto Ya no duermo, presentado en la sección Zabaltegi-Tabakalera de 2020, y pasó después por las residencias de Ikusmira Berriak para desarrollar el que será su primer largometraje, Y así seguirán las cosas. Cineasta y fotógrafa que conoce bien el Festival, ha cristalizado finalmente aquel proyecto en una exposición en colaboración entre SSIFF y Tabakalera, titulada "[Film Not Found_Try Again]", que puede verse hasta el 31 de octubre en la segunda planta del edificio.
En la historia del rock ha habido no-músicos, entes curiosos profetizados por Brian Eno. En el cine hay también bandas sonoras para filmes inexistentes, género en el que se ha desenvuelto a las mil maravillas Barry Adamson. ¿Por qué no hacer carteles para películas que nunca se rodaran? Palacio prefiere definirlo como una no-película. ¿Pero podría llegar a existir? El título lo dice todo: Película no encontrada. Inténtalo de nuevo.
La exposición está ligada al Festival no solo por su motivo cinematográfico, sino por la implicación de diversos trabajadores –gente de producción, relaciones públicas, Web, Industria, conductores, proyección, conservación y fotografía, además de una compositora musical y una productora– en la realización de los falsos carteles. Una idea muy bonita ejecutada a partir de composiciones muy estilosas, desnudas o abigarradas, en las que, siguiendo el concepto gráfico de los cárteles de cine, la parte en la que irían los créditos del film en cuestión es substituida por textos escritos por quienes aparecen en el póster, explicando su relación y experiencias con el Festival. La exposición es pues un juego lúdico que homenajea al certamen y a los trabajadores que lo hacen y se complementa con una serie de microrrelatos escritos por el padre de la artista, Jesús Palacio, inspirados en cada cartel y disponibles on-line.
“Tuvieron mucha paciencia frente a la cámara durante horas”, recordó Palacio en la presentación el pasado 7 de septiembre. “El proyecto nació como un simple juego cuando estudiaba Bellas Artes y tuve una crisis sobre lo que estaba haciendo”. Y así surgió, poco a poco, la idea de inventar e imaginar películas que nunca han existido ni van a existir y, al mismo tiempo, los retratos de diversas personas a partir de las falsas apariencias, como un juego entre la realidad –quienes hacen el Festival– y la ficción –las películas reales o soñadas–. “He intentado que los carteles parezcan de cine”, concluía Palacio, pero otra de las virtudes de la exposición es que no imita u homenajea a los diseñadores clásicos, empezando por Saul Bass, sino que Palacio ha creado un mundo gráfico-cinematográfico propio a partir de no-películas y falsos carteles protagonizados por no-intérpretes.
Q.C.