"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Nacido en París en 1957, es conocido, sobre todo, por su dilatada trayectoria como escritor. Debutó en la dirección cinematográfica en 2003 con el documental Retour à Kotelnitch, título al que siguió Le Moustache, su primer film de ficción. Desde entonces ha llevado a cabo otras colaboraciones con el cine, pero no había vuelto a ponerse detrás de la cámara hasta este año en el que presentó en Cannes Ouistreham, adaptación del libro-reportaje de Florence Aubenas sobre la precaria situación laboral de las mujeres de la limpieza. La película, protagonizada por Juliette Binoche, llega ahora a Perlak.
¿Qué diferencias destacaría entre su labor de escritor y su desempeño como cineasta?
Escribir es un trabajo bastante solitario y eso, en ocasiones, puede llegar a resultar asfixiante. Dirigir una película, en la medida en que se trata de un trabajo en equipo, puede llegar a resultar estresante y, desde luego, puedo decirte que es mucho más cansado que el escribir novelas, pero, al mismo tiempo, es algo muy placentero, un trabajo que me procura una sensación de confort que rara vez siento al escribir.
¿Va a prodigarse más, de ahora en adelante, en la dirección cinematográfica?
¿Quién lo sabe? De momento estoy centrado en acabar una nueva novela bastante compleja de la que, de momento, no puedo contarte mucho, pero proyectos cinematográficos ahora mismo no tengo ninguno a la vista.
¿Cuál fue el germen de Ouistreham? Porque creo que no se trata de un proyecto que nazca de usted.
Fue muy extraño, el libro-reportaje de Florence Aubenas, en el que se basa la película, fue un éxito en el momento de su publicación en Francia hace diez años. En todo este tiempo ha mantenido su prestigio y han sido muchos los intentos que ha habido por adaptarlo al cine y muchas las actrices interesadas en interpretar el personaje principal. Juliette Binoche era una de ellas. Siendo tenaz como es, una vez al año quedaba a cenar con Florence para intentar convencerla y, en una de esas cenas, Florence sugirió mi nombre y Juliette se puso en contacto conmigo.
¿Cómo fue trabajar con Juliette Binoche?
Me interesaba que la relación entre esa escritora infiltrada en el mundo de las mujeres de la limpieza y las propias limpiadoras tuviera su reflejo en la interacción entre Juliette y el grupo de actrices no profesionales que escogí para completar el reparto. Yo sabía del talento de Juliette como intérprete, pero lo que me dejó sorprendido fue su generosidad y el vínculo que estableció con el resto del reparto, hasta el punto de que a veces tenía la sensación de que ella estaba dirigiendo la película más que yo (risas).
¿En que medida el personaje de Juliette Binoche le representa a usted? A través de él parece estar hablando de la responsabilidad del escritor como portavoz de colectivos que no han solicitado ser representados por nadie.
Es una pregunta justa. El libro de Florence, siendo como es un reportaje, no reflexiona sobre la responsabilidad social del escritor y eso es algo que incorporé yo al guion porque tengo tendencia a interrogarme a mí mismo y porque hay una cierta ambigüedad en ese acercarte al otro buscando su complicidad, pero sin pedirle permiso para indagar en su vida. En ese sentido, el personaje de Juliette Binoche muestra la preocupación que yo, como escritor, tendría de haber sido el autor de dicho libro.
Jaime Iglesias