"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Podríamos estar hablando de una película sobre una joven embarazada, sobre el aborto o sobre la maternidad subrogada. O podríamos hablar de todo ello, pero sin centrarnos en ninguno de estos temas en concreto si no en la relación, en el oasis particular que las protagonistas de Aurora crean para el espectador.
La directora costarricense Paz Fábrega visita de nuevo San Sebastián tras participar en la misma sección, Horizontes Latinos, con su primer largo, Agua fría de mar (2010), seleccionado para Cine en Construcción 16 (2009), con el que obtuvo el Tiger Award en Róterdam. El segundo, Viaje (2015), se estrenó en el Festival de Tribeca.
Su tercera película, Aurora, cuenta la historia de Yuliana y Luisa: La primera es una adolescente que se ha quedado embarazada y hará todo lo posible para ocultárselo a sus padres; la segunda es Luisa, una joven arquitecta, maestra y bailarina que acaba siendo el punto de apoyo de la joven.
Sin centrarse en el aborto o en la adopción, opciones que están sobre la mesa durante el film, Fábrega consigue adentrarnos en el día a día de ambas: “En la película, durante el embarazo de Yuliana, concretamente en el periodo en el que solo ellas dos saben de su embarazo, se empieza a forjar una realidad, una vida, que podría funcionar para ellas”.
Además, la directora quería también ahondar en el tema de la maternidad y la relación de ésta con la libertad: “Existen libertades a la hora de ser madre, pero son muy acotadas. Es mucha la gente que termina viviendo la maternidad como está impuesta”, a lo que añade que “la maternidad es muy solitaria, sobrecargada y demasiado difícil de conciliar con otras partes de la vida para las mujeres. Creo que por eso muchas atrasamos el momento de la maternidad”. Para no desviarse de la figura maternal, Fábrega decidió que “no quería crear una figura de padre en la película. Me interesaba entender el deseo de ser madre; no de ser una familia ni el deseo de casarse. Me quería centrar en esa situación de ser madre con una misma, frente a una misma”. Considera que “hay una tendencia a entender que una maternidad más libre es sinónimo de no asumir tanto la crianza de un hijo. La consecuencia es que se ha perdido el deseo primario de ser madre, un tema que debería ser tratado de una manera más natural: Quiero ser madre y quiero disfrutar de ello a mi manera”.
Sobre su experiencia como madre, confiesa que “antes de tener hijos sentía que tenía la posibilidad de ser como yo quisiera, yo decidía y escogía mi manera de vivir. Al tener hijos noté que ya no era posible seguir mi instinto, parecía que ya no importaba decidir sobre mis cosas o sobre lo que era mejor para mí”. Además, existe esa presión social impuesta en las mujeres que te recuerda que “tienes que estar lista para todo. Y eso es algo que muchas mujeres se plantean hoy en día. Somos muchas las que pensamos así y muchas veces nos sentimos solas, como si solo nos pasara a nosotras, como si no fuera un problema general. ¿Por qué no nos planteamos lo mismo sobre la paternidad? Quizás deberíamos recapacitar”.
María Aranda