"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La complicidad que existe entre Iván Fund, director de Piedra noche, y Maricel Álvarez, actriz del film, es indiscutible. Trabajaron juntos en Toublanc y repiten con la última película que Fund presenta en Horizontes Latinos.
En el film, el realizador cuenta la historia de Greta y su marido, un matrimonio que hace menos de un año perdió a su hijo en el mar. Para la venta de la casa y el embalaje de todas sus cosas cuentan con la ayuda de Sina, que viaja hasta la zona para acompañarlos en el duelo.
Como en anteriores ocasiones, Fund ha trabajado con Santiago Loza, director y guionista con una larga trayectoria en el cine, y en el Zinemaldia en concreto, y con el escritor Martín Felipe Castagnet. “Santiago escribió el guion y cuando lo leí me quedó resonando un pequeño elemento fantástico de la historia. La historia es un gran drama y ese elemento fantástico hacía para mí que un relato tan duro gravitara de una manera distinta”, nos cuenta el director. “Cuando decido hacer la película adapto el guion junto a Martín y nos encargamos de expandir ese elemento fantástico. Expandir esa pequeña luz era mi manera de contar la historia”. La película cuenta en sí con ese elemento fantástico del que nos habla, una especie de monstruo que habita en el mar que se llevó al hijo de los protagonistas. Maricel Álvarez añade que en esta película “el espectador tiene que ir haciendo su trabajo, definir ese umbral entre lo que es ficción y realidad, lo que una imagina y lo que a uno le toca vivir. Oscilamos entre la pura realidad y el campo de nuestra imaginación, que no son otra cosa que nuestros anhelos, nuestros deseos; esa criatura es la proyección de un deseo”. La criatura a la que se refiere aparece a lo largo del film convirtiéndose, poco a poco, en protagonista. El espectador tiene la tarea de descubrir cuál es su significado.
La trayectoria del director se mueve por el género documental: “Para mí, la película se ubica justo en una especie de umbral entre el cine que he ido haciendo y el cine que tengo ganas de hacer. Pertenezco a un cine más documental o experimental con relatos más realistas. Este cambio implica articular una narrativa que aborde, con esa intimidad y esa complejidad, temas o formas que sean más universales en cuanto a su amabilidad hacia el espectador”. Sobre esta transición, la actriz comenta que es “un privilegio acompañar a Iván precisamente en este paso de un cine más documental a un cine ficcional, que no se desentiende de los documentales. Me resulta fascinante ser testigo de la evolución de un autor. Lo documental claramente ha atravesado su obra y ha ido nutriendo lo ficcional de esas herramientas”, y añade que, como actriz “es muy interesante tratar de entender cuál es esa verdad escénica que un director como él necesita”.
Para el realizador, este largometraje es “un tránsito a una despedida que me recuerda mi relación con el cine, una mirada hacia la infancia y, de la misma manera que los personajes transitan ese duelo y lo relacionan con la propia infancia, lo hago yo con el cine que me ha visto crecer”.
María Aranda