Cada mañana pasea por la ciudad y trabaja unas horas en su nuevo proyecto. Para Dea Kulumvegashvili (Georgia, 1986), Donostia siempre será una ciudad especial, que le hace sentir como en casa. Esta es la ciudad en la que proyectó su primer largometraje, y cuyo festival de cine le concedió los premios más importantes de la edición de 2020 (Concha de Oro a la mejor película, las Conchas de Plata a la mejor dirección y a la mejor actriz (Ia Sukhitashvili), y el Premio al mejor guión, escrito por ella misma). Un año después, la realizadora participa en el 69 Zinemaldia como presidenta del Jurado Oficial.
¿Se siente cómoda como presidenta del Jurado Oficial? o ¿la responsabilidad a la hora de evaluar el trabajo de otros creadores pesa mucho?
Es una gran responsabilidad y estoy muy agradecida al Festival de San Sebastián por invitarme; entre otras razones, porque todos los miembros del jurado son realmente maravillosos cineastas y artistas. Es muy importante para mí escuchar lo que tienen que decir y lo que comentan sobre cine, porque nosotros, los directores, a veces estamos en nuestro mundo y realmente es muy importante apreciar el trabajo de los demás. Ante todo, me tomo como una responsabilidad apreciar realmente lo que hacen otros directores. Hasta ahora ha sido muy interesante.
Evaluar trabajos es muy subjetivo pero, en mi opinión, no se trata de evaluar. Creo que la selección ya significa que todas estas películas son muy especiales. Tienes que elegir, pero no creo que eso signifique que una película sea mejor que otra, en absoluto.
¿Ha acordado un método común de trabajo con el resto del jurado?
Decidí no tener un método, solo ver las películas y que todos puedieran decir lo que quisieran. Solo quiero escuchar a todos, con o sin un método. Es mejor cuando hablamos libremente sin tener idea de a qué debemos prestar atención. Cualquier pensamiento y sentimiento son bienvenidos.
Venezia, Cannes, Donostia... Este último año los festivales más importantes han premiado obras realizadas por mujeres. ¿Cree que es accidental o responde a una realidad incuestionable?
Es genial que esté sucediendo. Espero que algún día vivamos en un mundo en el que no volvamos a discutir sobre una mujer que gana la Palma de Oro, y que la discusión sea sobre el cine o el director, porque hay muchos prejuicios y me molesta mucho. Así que realmente deseo que esto se convierta en algo casual, para que los prejuicios se vuelvan ridículos.
¿Está trabajando actualmente en una nueva película o proyecto?
Siempre estoy trabajando. Incluso aquí, estos días. Es curioso, porque solo he hecho una película, pero estoy trabajando todo el tiempo. Quizás no soy muy productiva... Principalmente será con el mismo equipo, porque me gusta mucho trabajar con las mismas personas, no solo por la lealtad, sino también porque nos conocemos y siento que cuando trabajo con personas que realmente conozco muy bien, que me conocen, hay más honestidad, porque no hay prejuicios. Somos muy honestos y sabemos que la honestidad realmente proviene de la intención genuina, y eso significa mucho. Necesito ser criticada por las personas con las que trabajo en el proceso, es muy importante para mí.
Con la perspectiva de este último año, ¿qué ha supuesto para el cine de su país el éxito internacional de Dasatskisi/Beginning?
Es extraño, porque para los jóvenes directores georgianos supone una gran esperanza, y estoy muy agradecida por eso, porque sé lo mucho que significaría para mí. Pero para el establishment oficial, ahora estoy aún más arrinconada, porque se considera que, de alguna manera, escapé al sistema. De todos modos, yo no formaba parte del sistema pero, aún así, ahora eso es más evidente.
Irene Elorza