Raphael no volvía a San Sebastián desde el estreno de Mi gran noche en 2015, la película de Álex de la Iglesia donde el cantante se interpretaba a sí mismo. Raphael: raphaelísimo y ahora, por qué no, raphaelista. Raphaelismo celebra las seis décadas que el cantante de Linares lleva cantando, componiendo y creando espectáculos deslumbrantes. A la serie documental de Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, producida por Movistar+, aún le quedan por terminar los últimos capítulos y se estrenará el próximo 2022. Y quién sabe si, ese año y los que vienen, tendremos la suerte de ver a Raphael en la alfombra roja de Donostia. Él dejó clarísimo que así quiere que suceda: “El clima y ambiente de la ciudad en estas fechas no me lo quiero perder más. Quiero volver cada año.”
A estas alturas, y con un personaje tan célebre y popular como Raphael, lo increíble es pensar que todavía queda jugo informativo por sacar. Pero ciertamente no solo encontramos canciones y emoción en Raphaelismo: todo el equipo está convencido de la cualidad de inédita de la serie. Y así lo confirmó Raphael: “Les mostré metraje que guardábamos en casa y que nunca había mostrado”. Los directores destacaron la complicidad y estima que fue creciendo a lo largo de las cinco entrevistas que duraron largas horas: el ambiente era relajado y de confianza, “salieron anécdotas que nunca había contado a nadie”. Es el caso de una de las causas de la famosa crisis de Las Vegas, que se cuenta en el segundo capítulo de la serie. En aquel año 1964, cuando un Raphael de 21 años dio los primeros signos de bloqueo y pérdida de voz: “Dejé correr la versión de que estaba agotado, pero ahora quería liberarme contando la verdad. Cometí un gran error: llevé a mi madre conmigo dos meses de gira y fue un infierno. No era su culpa, la vida familiar y la vida de conciertos no pueden convivir.”
Raphael habla con el mismo entusiasmo y ternura de lo que pasaba en los inicios de su carrera como de lo que ésta aún le depara: “No me bajaré de los escenarios en muchos años y, además, volveré al cine”. De cine habló también recordando a su gran amigo Mario Camus, que falleció el sábado 18, justo el día antes de la gala en el Teatro Victoria Eugenia: “Ayer lo pasé muy mal. Mario fue un cineasta y una persona maravillosa.” Fue el mismo Camus quien lo introdujo en el mundo del cine con Cuando tú no estás (1966), Al ponerse el sol (1967) y Digan lo que digan (1968), tres colaboraciones Raphael-Camus que se rememoran en el cuarto capítulo de Raphaelismo, centrado en su carrera cinematográfica. La musical quedó en standby en 2020 por la covid, “si Dios lo permite el año que viene podré volver a los escenarios. Le debo una gira de un año a América, ese continente que yo tanto quiero.”
Sobre el curioso título del documental, con ese “ismo” que denota la capacidad de influencia que el artista ha tenido sobre la vida de tantos otros cantantes –como los que entrevistan en la serie– y gente de a pie, nos preguntamos: ¿Raphael es un estilo de vida? “Yo creo que ese “ismo” está porque no me parezco ni imito a nadie”. “A mi manera”, como versa su canción. Y es que la pasión particular y peculiar que transmite en cada intervención hace que el resto de mortales quieran la receta del entusiasmo raphaeliano: “Soy feliz. Y lo soy porque hablo de lo que me gusta, me rodeo de la gente que me gusta y me dedico a lo que me gusta”. Por suerte para nosotros, a Raphael le gustan los periodistas, “la prensa siempre ha sido muy buena conmigo”. Un amor compartido: en la Sala de Prensa del Kursaal, el ambiente fue del todo entrañable, con momentos de risas cómplices y un caluroso aplauso final para el único, inconfundible “con “ph”, Raphael”. No hay más: Raphael va tanto más allá de sí mismo que, como subrayó el productor de Movistar+, Juan Andrés García Ropero, es “legado cultural; historia vivía de nuestro país”. ¡Viva Raphael!
Marc Barceló