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Entre aplausos fue recibido el consagrado director mexicano Alonso Ruizpalacios, y la ovación continuó al terminar la primera proyección en el Kursaal de Una película de policías, que cuenta con la colaboración de Netflix.
Ruizpalacios llega al Zinemaldia con su tercer largometraje, tras estrenar Güeros (2014) en la sección Panorama del Festival de Berlín, donde recibió el premio a la mejor ópera prima, cinco premios Ariel (entre ellos los de mejor película y mejor dirección) y más de 40 galardones en certámenes internacionales. Su segundo film, Museo (2018), con Gael García Bernal como protagonista, se alzó con el Oso de Plata al mejor guion en Berlín y fue nominada a 12 premios Ariel en México. Con Una película de policías compitió de nuevo en Berlín, donde se reconoció el trabajo de su montador, Yibran Asuad, con un Oso de Plata por su contribución artística.
El título de esta nueva película juega al despiste; Una película de policías cuenta con mucha ficción, pero también tiene mucho de documental: “Tenía ganas de incursionarme en el documental, y las productoras de la película, Elena Fortes y Daniela Alatorre, querían hacer algo con un director de ficción. Veníamos de un sexenio de Peña Nieto, con un país inmerso en una crisis, y queríamos hacer algo que tuviera impacto, más allá del entretenimiento”. Estas ganas de hacer algo rompedor fueron las que les llevaron a “orbitar hacia la figura del policía. Cuando conocimos a Teresa y a Montoya, supimos de inmediato que queríamos contar su historia, que había ahí un mundo que no conocíamos y que queríamos conocer. La película fue un viaje para desensamblar nuestros prejuicios sobre la policía y confirmar algunas cosas que sabíamos que ocurrían”.
El film cuenta la historia real de Teresa y Montoya: dos policías mexicanos. En ella, el espectador descubrirá los pequeños mecanismos de corrupción, la actitud de los ciudadanos ante la policía, el intercambio con los mandos… Todo ello mezclando realidad y ficción a través de los intérpretes Mónica del Carmen y Raúl Briones. “Quisimos conservar las voces originales de Teresa y Montoya y, a la vez retratar, el proceso de inmersión de los actores, que se convierten en los avatares de la película y nos internan en el mundo de la policía”. Mediante estos video-diarios, Ruizpalacios consigue crear una empatía entre espectador y policía que casi sorprende, humanizando la figura de los personajes principales. “Lo que más disfruté realizando la película fue la premisa de absoluta libertad que nos pusimos”, y añade que decidieron “no imponernos nada, dejar que la película nos dictara por sí sola cómo quería ser hecha. En ese sentido, fue un proceso realmente libre, porque no había nada que cumplir”. Para Ruizpalacios y el equipo “lo importante era que esta película fuera una detonadora de conversaciones, y creemos que, estando en una plataforma como Netflix, vamos a llegar a muchas más personas de las que nos hubiéramos podido imaginar”.
M.A.