"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Existen películas que parecen estar creadas en el momento oportuno, que llegan con una puntería que asombra. Es el caso del largo que trae, desde Brasil, el director Madiano Marcheti: Madalena, que participó en Cine en Construcción 2019 y compitió en el Festival de Róterdam. El film cuenta la historia de la desaparición de Madalena, una joven trans de una localidad rural al oeste de Brasil.
En los tiempos que corren, donde la violencia contra el colectivo LGTBQ+ está desgraciadamente en portadas, el cine también sirve de escaparate a estas realidades. “Decidimos tratar la transfobia porque, dentro del colectivo, son las personas que más violencia sufren. Además, queríamos exponer los impactos que el conservacionismo está causando sobre la comunidad LGTBQ+”.
La localización del film también fue premeditada: “Quería plasmar la realidad que se vive en Mato Grosso, lugar donde crecí, una región muy poco filmada y poco conocida, incluso entre los propios brasileños”. Añade que “siendo homosexual, fue difícil crecer allí. Tengo sentimientos mixtos respecto a mi lugar: lo adoro y al mismo tiempo me siento poco integrado en él; es una zona muy conservadora”. En Mato Grosso viven Luziane, Cristiano y Bianca, protagonistas del film. No tienen casi nada en común, pero son ellos quienes se ven afectados por la desaparición de Madalena. El director se centra en ellos para adentrarnos en la ausencia de ésta y contarnos, con puntos de vista muy diferentes, cómo reaccionan, cada uno a su manera, ante este hecho.
El film podría haber estado pensado como thriller; no obstante, “quería huir de esa lógica de thriller y de investigación policial. De hecho, la estructura de la película es un reflejo de esa sociedad que pasa de este tipo de crímenes”, y añade que en Brasil “la corrupción política y policial está a la orden del día. Quería reflejar la ausencia policial en la que vivimos en Brasil y darle importancia a ese silencio tan característico”. Es tan sepulcral dicho silencio, que ni siquiera hay datos oficiales para contabilizar las muertes de esta índole que sufre el país: “Son los propios colectivos afectados los que se encargan de recopilar estos datos”. Así, su objetivo como cineasta con Madalena ha sido poner sobre la mesa “que estos hechos suceden. No tanto para saber quién o cómo la mataron, sino para denunciar que se permita que este tipo de hechos sigan ocurriendo e investigar por qué estos crímenes acontecen en Brasil”.
Con este largo, Marcheti ha conseguido tratar la violencia de una manera muy sutil y elegante. Cuando le preguntamos qué le mueve a escoger un tema u otro a la hora de adentrarse en un proyecto, confiesa que “lo importante para mí es hablar sobre cosas que me afectan, que me atraviesan, que me mueven o me impactan”. También disfruta con “la investigación del lenguaje, que me permite conseguir una fusión
estética entre ese proceso de documentación y el factor visual que quiera otorgarle a la película”, a lo que el director añade que “quería mostrar una nueva faceta de la imagen social de las personas trans, siempre relacionadas con la noche o la prostitución”.
El realizador brasileño tiene una larga trayectoria como guionista y director de cortos. Entre ellos destaca O Lugar mais frio do Rio, que obtuvo una mención honorífica en el VII Janela Internacional de Cinema
do Recife y fue incluido en Cinélatino, 27èmes Rencontres de Toulouse. Sus proyectos han participado en festivales de todo el mundo.
María Aranda