"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La directora, guionista y productora Lila Avilés (Ciudad de México, 1982) es una de las integrantes del Jurado de la sección Horizontes Latinos. Su primer largometraje, La camarista (New Directors, 2018), que obtuvo gran reconocimiento (Premio Ariel a mejor ópera prima, Premio del Jurado en el Festival World Cinema de Ámsterdam, Premio Platino a la mejor ópera prima o el Coral Especial del Jurado en el Festival de Cine de La Habana), fue la película elegida para representar a México en los Oscars y los Goya en el año 2020.
Tiene una larga trayectoria como jurado y también como cineasta. ¿Cómo vive cada rol y qué destacaría de cada uno de ellos?
Creo que todo tiene que ver con el respeto. Es la base de todo: el respeto por la naturaleza, el arte, la familia, los amigos, los desconocidos… Centrándome en el cine, he de decir que no estudié en una escuela formal de cine; me construí trabajando. He pasado por todas las áreas habidas y por haber, tanto en teatro como en cine, y ahí es donde aprendí a tener un enorme respeto por cada una ellas. Ahora que vuelvo al Festival desde el otro lado, siento que cada película y cada director ya es ganador por el simple hecho de estar aquí. Después de estos días como Jurado en el Festival, creo que no quiero cambiar de sitio: comer, ver películas, el sol que ha querido salir…
¿Cómo ha sido la primera toma de contacto con sus compañeros? ¿Cuál será su modus operandi?
Hay muy buena energía. María Zamora cuenta con una trayectoria increíble y Luciano Monteagudo es toda una eminencia. Creo que es una buena tríada. En cuanto a nuestra metodología, hemos decidido no quedarnos a ver los coloquios para no estar influenciados y así ser lo más ecuánimes posible. Me ha tocado ser jurado en algunos festivales y cada experiencia es diferente: desde pasar horas para decidir a qué película le das el premio hasta tenerlo claro en menos de una hora.
¿Qué es lo que busca en una película? Independientemente de si es la ganadora o no…
Yo soy puro corazón y sensibilidad, y más ahora que llevamos tiempo dentro de casa. Para mí el cine tiene que hacerte vibrar. Hoy por hoy creo en la diversidad, en el abanico de posibilidades que puedan existir, no me tacho de intelectual y, por ello, no busco la película perfecta. La perfección, para los robots.
El panorama cultural actual mexicano ha vivido sus estragos. ¿Cómo se experimenta desde dentro?
México es un país muy cinéfilo. La vida era ir al cine, y la situación política y económica trastocó, en parte, esa tradición. Sin embargo, ha habido un cambio: grandes instituciones como Cinépolis se han visto muy afectadas, pero han seguido feroces intentando mantener y cuidar el cine. Aunque Hubo varios cambios, por suerte, María Novaro, directora del IMCINE, ha sabido defender como nadie nuestro cine.
¿Cuál cree que ha sido la evolución del cine mexicano?
Las mujeres, sin duda. Precisamente lo venía hablando con mis compañeros y les decía que era muy gratificante ver cómo las cineastas mexicanas y españolas cada vez somos más y llegamos más fuertes.
Para terminar, ¿cúal cree que es el papel de un festival en la carrera de un cineasta?
Es fundamental. Todo es una cooperación. Sin los festivales y la crítica muchas películas no sobrevivirían. Yo creo que más allá de que un festival, en sí, sea una celebración, es una ventana para llegar donde solos no podríamos hacerlo. Creo que es muy importante que cada país ponga mucha atención en que esto prevalezca, y es que es cultura; y la cultura es sabiduría, empatía y conexión, y no le hace ningún daño a nadie.
María Aranda