"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El director Selman Nacar (Turquía, 1990) tiene las ideas claras y por eso ha conseguido que Between Two Dawns (Entre dos amaneceres) sea un retrato fiel de lo que tenía en su cabeza. El largometraje, que compite por el premio Kutxabank-New Directors, hace honor a su nombre: 24 horas en la vida de Kadir, que ve cómo esta se tambalea tras un accidente laboral en la empresa de su familia, que desata varios dilemas morales y decisiones que tomar. El tiempo es un factor determinante tanto en la trama de la película como para el espectador.
Between Two Dawns ganó los Premios WIP Europa de la Industria y WIP Europa en San Sebastián el año pasado. ¿Qué se siente al regresar para competir en New Directors?
El WIP el año pasado fue de manera online, obtuvimos los premios en época de pandemia y he esperado dos años este momento, para estrenarla y compartirla físicamente con el público. Esta situación nos ha presentado obstáculos, puesto que es una coproducción entre Turquía, Francia y Rumanía, y teníamos restricciones a la hora de viajar. Pero también ha sido una ventaja, porque no quise estrenar la película en estas circunstancias y, al desaparecer el plazo, tuve más tiempo para la posproducción.
¿Qué retos se ha encontrado en el rodaje?
Este film muestra un día del protagonista. Tiene lugar en menos de 24 horas de su vida, por lo que era un reto hacer que esto fuera algo emocionante. ¿Cómo podía hacer que una historia cuya acción viene de solo 24 horas fuera interesante para el espectador? Ese fue el desafío.
¿Y cuál ha sido la clave para superarlo?
Una de las claves ha sido rodarla en plano secuencia. Tomé esta decisión porque, cuando no realizas cortes, puedes sentir la realidad temporal, te sientes dentro de la película. Cada escena se ha rodado en una sola toma, por lo que el tiempo pasa para el protagonista de igual forma que para el espectador. Quiero que el espectador sienta el tiempo, crear esa conexión que traspasa la pantalla.
La sinopsis habla de las decisiones morales y de cómo afectan a nuestras vidas.
Quería hacer una película sobre una persona que está bloqueada, estancada. Estudié Derecho y siempre me ha gustado reflexionar sobre la justicia, la moralidad, la ética… Creo que la película lanza las preguntas y yo invito a los espectadores a unirse a mí y tratar de comprender. Lo que he descubierto y me resulta interesante es que, cuando se hace una pregunta que no tiene que ver con la persona, todo el mundo tiene una opinión, pero, cuando te afecta a ti, no sabes qué hacer. Me gusta explorar esas situaciones; es algo muy cinematográfico.
¿Qué diría a los espectadores antes de que entren en la sala?
He intentado hacer una película que se centra en un periodo muy breve de tiempo. No estoy interesado en qué ocurrió antes, qué ocurrirá después. Solo quiero centrarme en lo que pasa en ese periodo y entender al personaje. Ojalá el público lo vea con ese enfoque, que se pongan en la piel del personaje y vivan como él la intensidad entre esos dos amaneceres.
¿Y qué le gustaría que se lleven con ellos cuando enciendan las luces?
Trata de la familia, de la justicia, de historias humanas, de personas que se quedan bloqueadas entre decisiones éticas. En esta película lanzo muchas preguntas y hablo muy poco, por lo que espero que cuando la película termine, la conversación comience.
I.M