"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Pocas cosas, y queda claro después de ver con qué maestría el director Agustín Banchero (Montevideo, 1988) utiliza los recursos cinematográficos para crear una experiencia onírica en su primer largometraje. Cuando conoces al cineasta y a la actriz principal Carla Moscatelli, te das cuenta de que es lógico que de esa química y amor al cine haya salido una película que derrocha intensidad tanto en lo que se dice como en lo que no se dice.
Las vacaciones de Hilda es la ópera prima del director uruguayo, pero no es su primera vez en el Festival. Banchero regresa a San Sebastián para competir en la sección New Directors con este largometraje, que estuvo en WIP Latam en el Festival en 2019 y que se estrena el próximo 14 de octubre en Uruguay. Pero también trae al Foro su nuevo proyecto, Las muertes pasajeras.
Hoy debuta esta película en la que la memoria emotiva es la gran protagonista, tanto en la trama como en la forma de contarla. Hilda es una madre con una vida solitaria que espera con ilusión la visita de su hijo. Cuando este le llama para cancelar el viaje, el interior de Hilda se tambalea y comienza un viaje introspectivo lleno de detalles cinematográficos que sorprenderán y mantendrán en vilo al espectador. A
Banchero le intriga especialmente cómo funciona la memoria, esos recuerdos que se quedan en la mente de forma involuntaria y que vuelven, a veces distorsionados, cuando menos lo esperas, aunque no tenga sentido. Un olor, un sonido… cualquier estímulo puede poner en marcha esta memoria emotiva, y él ha sabido utilizar las herramientas audiovisuales para transmitir fielmente ese fenómeno en la gran pantalla, sumiendo al público en un sueño a veces confuso, a veces esclarecedor, con el que conocemos y logramos entender la interioridad de Hilda, el personaje principal.
“Es una película que plantea más preguntas que respuestas. Yo mismo tengo mis respuestas, pero en el camino descubrí que la película tiene que ser abierta, que la termina de completar el espectador… A mí me gusta el cine que estimula al espectador”. La intensidad es la forma escogidapor Banchero para provocar ese estímulo. “Busco que el film sea intenso para cualquier lado, pero que haya intensidad. Ni siquiera te digo qué emociones debe sentir el público, pero sí busco que salga de la sala pensando ‘me pasó algo’”.
Tanto director como actriz son conscientes de que el polémico final creará esa reacción en el público, pero el proceso para lograrlo ha requerido mucho tiempo y trabajo en equipo. La película consiguió en 2014 su primer fondo y al año siguiente comenzaron a preparar el personaje juntos. Durante ese recorrido exploraron tanto la interioridad de Carla como la de Hilda, hasta lograr una conexión. “En la primera parte sentí que él controlaba mi mente”, declara la actriz sobre el trabajo de dirección de Banchero y lo bien que se han entendido en el set.
Una de las singularidades del film son las dos partes en las que se divide y que se rodaron con casi diez meses de diferencia. “Este parón le permitió a Carla preparar mejor el personaje, ya que cada parte es un momento diferente de la vida de Hilda y es como si fueran dos personas distintas; cambia su forma de hablar, su actitud, su forma de moverse… Ese cambio requiere un trabajo interior intenso”.
Un trabajo que se ve en el film, lleno de escenas con una gran carga emocional en las que no hacen falta las palabras y que no dejarán indiferente al espectador.
Iratxe Martínez