"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Una paloma (divina) engendra en una muchacha que no ha conocido varón a quien será considerado Hijo de Dios en la Tierra.
Un dios, metamorfoseado en toro rapta a la princesa fenicia Europa y de su carnal ayuntamiento (¿consentido?) nacerá Minos, que creará la cultura minoica, pero será arrojado a los infiernos donde lo encontrará Dante.
El mismo dios cayó en forma de lluvia dorada sobre la princesa argiva Danae y la preñó de Perseo, quien derrotaría a la Medusa y sería el héroe del film Furia de titanes.
Una vez más, el dios insaciable, de cuyo muslo (¿cabeza?) nacería Venus, es decir, Uma Thurman en Las aventuras del barón Munchausen, finge ser un desvalido cisne y se acurruca en el regazo de Leda, esposa de Tindareo, soberano de Esparta, en cuyo lecho ella yacerá esa misma noche.
De jornada tan sensualmente activa nacieron cuatro hijos. Dos, los mortales, por parto natural. Los otros dos, inmortales, después de que la hermosa reina… pusiese dos huevos.
Rosemary dio a luz en 1968, en el edificio Dakota de Nueva York, al hijo del más bello de los ángeles, Luzbel. Y tenía el niño manos de macho cabrío y ojos de pupila partida. Como los tigres.
Resulta curioso que cierta parte de esta civilización cuyos fundamentos culturales, religiosos, artísticos, espirituales, cinematográficos (¡larga vida a Cronenbeg y su Nueva Carne!) se sustentan en palomas engendradoras y dioses salpicantes abomine de que, veintiún años después del comienzo del III Milenio y cuando ya la reina Alien ha infestado con sus huevos el Uni/Meta/ Multi verso, Agathe Rousselle, fastuoso e icónico descubrimiento para la imaginería de este siglo XXI para quien la cuestión de género y de sexo resulta obsoleta e impertinente, tenga sexo con un Cadillac en la noche oscura de un show car espectacular y poligonero, mientras en la banda sonora del film de Julia Ducournau (que carece de permiso de conducir y no se licenció en Veterinaria) retumban el tema “Car Fuck”, compuesto por Jim Williams, un auténtico yonqui de las emociones sonoras. Un seguidor (oscuro) de Ligeti, Arvo Part, Morricone y los modos musicales frigios y las escalas lidias.
Resulta, tan curioso que algunos que en Mar de hierba vieron a Katharine Hepburn parir, entre alaridos, al hijo de Melvyn Douglas mientras su marido, ante los ojos de los hombres y los dioses, Spencer Tracy, se estremece de odio, se hagan cruces (invertidas o no) cuando los pechos de Agathe empiezan a rezumar viscosa benzina, fosilizado óleo y pare (entre espasmos, se confirma la maldición bíblica: “En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto”) una pieza redonda, de argentina estructura por la que habrían matado en 2016 los ingenieros del primer coche totalmente construido en titanio, el Icona Vulcano Titanium, que llega a los 1.000 caballos de potencia.
Curioso que algunos de los nuestros, amamantados y excitados entre los tentáculos de la criatura llegada de otros mundos hasta La región salvaje de Escalante, no entiendan el éxtasis, el tormento, la renovadísima idea de carne, familia y cine propuesta en Titane por Ducournau.
Y sí, Agathe, mata. Como Álex en La naranja mecánica. Y sí, Vincent Lindon la acepta. Ya lo sabía Blanche Dubois: “Dependo de la bondad de los extraños”.
Begoña Del Teso