En 2018 Louis Garrel participó en la Sección Oficial del Festival con Un hombre fiel, largometraje que, a la postre, recibiría el Premio del Jurado al mejor guion. Se trataba del segundo largometraje que realizaba tras una larga y fructífera carrera como actor. Tres años después, Garrel retoma los personajes de aquella película para rodar una entrañable y ligera comedia ecologista sobre un matrimonio superado por el activismo de su hijo en su empeño por salvar el planeta (junto con otros niños) de la amenaza climática.
Esta película parte de los mismos personajes de Un hombre fiel, su anterior largometraje, que concursó en San Sebastián. ¿Por qué decidió dar continuidad a estos personajes?
Por darme el gusto, sinceramente. Me encanta el cine de Truffaut y siempre he disfrutado mucho de su serie de películas protagonizadas por Antoine Doinel. Me da mucha curiosidad ver cómo vacreciendo el personaje película a película, creo que es algo que genera una complicidad adicional entre el director y el espectador. En este sentido, me apetecía hacer algo parecido. Y de hecho, ya estoy pensando en una tercera entrega.
Un tema tan solemne como el de la crisis climática abordado de una manera amable y naif, desde una óptica infantil. ¿Por qué optó por este enfoque?
El guion se basa en una idea original de Jean-Claude Carrière. Él era mucho más militante que yo en lo que se refiere al tema del cambio climático, pero ambos asumimos que la única manera de abordar una cuestión como ésta era desde el humor y ofreciendo una cierta esperanza al espectador, porque no queríamos que éste se sintiera agredido, ni generar en él una conciencia culpable.
¿Cree que existe una brecha generacional? Porque a través de su personaje parece cuestionar el individualismo y la falta de empatía de los hombres de su generación.
Tengo que reconocer que ahora mismo estoy bastante acomplejado frente al compromiso social de los jóvenes. Su conciencia política, sus preocupaciones sociales y el modo en el que tienen estructurado su activismo me parecen modélicos.
¿Y esa brecha también se da entre hombres y mujeres? El personaje de su esposa parece demostrar una mayor empatía que el suyo, y todos los personajes femeninos son, en general, bastante más maduros que los hombres que aparecen en la película.
Esta película es la historia de una mujer que percibe, mucho más rápidamente que su marido, que su hijo tiene razón en su activismo medioambiental. En este sentido, mi personaje tiene una serie de actitudes bastante reaccionarias. No quiero que esto se asuma como una verdad universal, porque mi intención como director no es adoctrinar al espectador, pero puede que las circunstancias particulares de los protagonistas de la película tengan una proyección global.
¿En qué medida la pandemia le dio un nuevo enfoque a la historia? Se lo pregunto por esa secuencia en la que usted aparece paseando por un París desierto…
Es curioso, porque hace dos años y medio que escribimos este guion y esa secuencia estaba ya en el libreto original. Cuando comenzamos a rodarla nos llegaron las primeras noticias de la pandemia y cuando estábamos llegando al final del rodaje fue cuando nos confinaron a todos. En ese contexto se me ocurrió rodar algunas secuencias adicionales de mi personaje caminando por un París desierto. Fue una coincidencia bastante loca, pero, en el fondo, tal y como comenté con Jean-Claude poco antes de que muriera, lo que hemos vivido con la crisis de la COVID no deja de ser un ensayo general para lo que nos aguarda de concretarse algunas de las amenazas que trae consigo la crisis climática. Únicamente una movilización ciudadana a escala mundial puede parar ese peligro y esa es la idea que subyace en la película.
¿Qué sinergias de trabajo se dan colaborando con otros actores que pertenecen al entorno íntimo de uno?
Cuando me preguntan esto, siempre pongo el ejemplo de John Cassavetes. Más allá de todo su talento en todas sus películas, uno percibe un amor enorme por sus personajes, y eso es lo que las hace grandes. Y lo mejor es que es un amor sincero, porque Cassavetes amaba a los actores encargados de interpretarlos. A mí me pasa lo mismo; rodando con actores que forman parte de mi vida, ese amor que muestro por mis personajes me sale de manera natural.
Jaime Iglesias