"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
¿Quién lo impide? Pregunta tan abierta como la tan esperada y larguísima película de Jonás Trueba. Ayer se estrenó en el Festival con la presencia de su director, el productor, Javier Lafuente, y los actores, esos adolescentes que regalaron su creatividad, emociones y tiempo para que este film se convirtiera en un documento de valor incalculable sobre una generación, la España contemporánea y la universal etapa de madurez. Son Candela Recio, Pablo Hoyos, Silvio Aguilar, Pablo Gavira, Claudia Navarro, Rony-Michelle Pinzaru, Marta Casado y Javier Sánchez, entre todos los muchos otros que no pudieron estar en Donostia ayer. “No era nada evidente estar aquí. No sabíamos si esto iba a ser una película. Era algo mucho más loco”, declaró el director cuando habló sobre el proceso de creación del film y de su naturaleza poliédrica. Y es que Quién lo impide se vuelca en cuerpo y alma a devenir un apoyo para que unos cuantos adolescentes pudieran ser quienes eran y quienes quisieran. “Somos personajesde ficción”, frase que escuchamos a lo largo de la película. “Nunca hubo pretensión de ser o no ser nosotros”, confiesa una de las presencias más fuertes del film, Candela Recio, que, junto a Pablo Hoyos, ya había tenido un papel importante en La reconquista (2016) del mismo Trueba. “Es mi película menos teórica. Es impulsiva, casi bruta”. Por eso quizá siente que no ha cerrado la película, sino más bien que la abandonó. “Creo que no es un final para mí, queda en suspensión, con los rostros de ellos y como abriendo una pregunta. Me parecía que era lo más honesto: de momento esta es la película a la que he llegado”. Y también desde esa voluntad de ser honesto con el propio proceso, la editó con Marta Velasco, fiel montadora de Trueba. “El montaje es fiel a como íbamos rodando la película: cronológico, intuitivo, sin privarnos de que las dudas, los arreones y los arrebatos estuvieran presentes en la estructura”. El film, incluso, ofrece dos intermedios de cinco minutos cada uno, “para pensar en otra cosa, para respirar… La película no continúa igual después de los dos intermedios. Forman parte del film de una manera orgánica”.
Jonás Trueba también habló de su propia quinta y de otros directores que admira –Javier Rebollo, Félix Viscarret, Meritxell Colell, Andrés Duque, Virginia García del Pino–: “Somos posibilistas. Los cineastas de mi edad con quienes me identifico, comenzamos a hacer cine en los años de la anterior crisis de 2008. Los chicos de la película, aunque todavía eran pequeños, también están atravesados por esa crisis. Y ahora les ha tocado la de la covid, en la etapa de madurez”. Ellos mismos, en la rueda de prensa, definieron su generación con una única palabra escogida: contracorriente, cambio, complicada, expresiva, inventar, milagro, novedosa, pifostio. Y para su director solo tienen alabanzas y agradecimientos, ya que muchos de ellos han encontrado su pasión gracias a él: el cine. “El hecho de que el germen de la película fuese que nos apeteciera seguir conociéndonos entre nosotros a través del cine marca mucho cómo nosotros ahora nos relacionamos con el cine”, explicó Candela Recio, que ahora está estudiando interpretación. Pablo Hoyos, ahora estudiante de dirección de cine, confiesa que va cogiendo la forma de trabajar con los actores de Jonás Trueba. “Tiene el don de transmitir mucha paz”, añade Rony-Michelle Pinzaru.
Quién lo impide es, además, un homenaje a Rafael Berrio, el músico donostiarra que falleció en marzo de 2020. “Es un vínculo muy extraño; quizá sin su canción “Quién lo impide” no habría película. Para nosotros fue como un mantra: una llamada a la acción, a nuestra manera de hacer películas, con actitud”.
Marc Barceló