Ya no sorprende la proyección de una serie completa dentro de la Sección Oficial del Zinemaldia, aunque sea fuera de concurso. Menos aún si viene firmada por Rodrigo Sorogoyen, director de películas como Que Dios nos perdone y El reino, que con anterioridad han competido por la Concha de Oro con bastante éxito y notoriedad. A lo largo de los seis episodios de Antidisturbios, Sorogoyen focaliza la atención en el día a día de un grupo de policías antidisturbios, tanto en su labor profesional, sin eludir la brutalidad de sus actuaciones, como en sus vidas personales, por lo general bastante miserables. Y añade una segunda línea argumental, centrada en una policía de asuntos internos interpretada por Vicky Luengo, que a la postre se convierte en la gran protagonista de la serie. Con esta trama, el realizador madrileño y su compañera habitual en las tareas de guion, Isabel Peña, retornan a terrenos conocidos al indagar en la corrupción política, judicial y urbanística que, en este caso, implica a las fuerzas de seguridad.

El primer episodio, cuyo punto culminante es la secuencia de una actuación de los antidisturbios en un desahucio que terminará de manera trágica, es una muestra del empaque, fisicidad e impacto visual característicos de Sorogoyen. El empleo del gran angular es la seña de identidad: “Quería que el gran angular me acompañara a lo largo de este viaje. Pero sobre todo al principio, para ir dejándolo de lado poco a poco, porque quería ir cambiando de estilo. Buscaba la evolución formal a lo largo de la serie. Con eso lo que pretendo es que el espectador vaya tomando distancia y liberándose de prejuicios”, explicó Sorogoyen.

Precisamente, los prejuicios y las ideas preconcebidas que muchos podemos tener con respecto a los antidisturbios y las fuerzas policiales son sin duda uno de los temas que se ponen sobre la mesa. Para el director, “es difícil explicar muchas de las actuaciones que a veces llevan a cabo, pero al menos hay que intentar comprender lo que significa este trabajo y lo que son también estas personas en sus casas. No sé exactamente cuál, pero me gustaría que generara debate”. A lo que añadió la guionista Isabel Peña: “Sencillamente generar conversación. Vivimos demasiado instalados en posiciones maniqueas”.

El trabajo de documentación fue intenso y duró meses, y para ello contaron con la colaboración de cuatro policías antidisturbios. “Fueron muchas horas de conversación y cafés”, explicó Peña, “y nos encontramos con cuatro seres humanos completamente distintos”. También se les abrieron las puertas de la comisaría de Moratalaz en Madrid. “Vimos dónde trabajaban, dónde comían, dónde se duchaban… Nos atendieron de manera muy generosa”.

Domingo Corral, productor ejecutivo de Movistar, aseguró que las expectativas con respecto a la serie son muy buenas, y no sólo en España. Han cerrado ya acuerdos para su emisión en Francia y en América Latina, y las cosas están muy avanzadas en el resto de Europa. ¿Una posible segunda temporada? Las puertas están más que abiertas. “Sí, queremos hacer una segunda temporada, y lo haremos si encontramos una historia potente que contar. Ahora hay muchas series. Lo importante es que lo que hagamos no sea igual, que sea relevante”.

Gonzalo García Chasco