Cuatro historias, cuatro directores, cuatro puntos de vista diferentes sobre un mismo tema: la escritura. La película argentina Edición ilimitada, cuya idea surgió del productor Diego Dubcovsky, está dirigida por Virginia Cosin, Edgardo Cozarinsky, Romina Paula y Santiago Loza. “La propuesta de Diego sobre todo me entusiasmó por la oportunidad de reunirme con cineastas-escritores jóvenes”, comentó Cozarinsky, que no ha podido estar en Donostia para la presentación. El director cuenta con una larga trayectoria en el Zinemaldia: Crepúsculo rojo, o Ronda nocturna (Cine en Construcción y Horizontes Latinos), entre otros. Además, fue jurado del Premio Horizontes en 2005.
Lo que le interesó a Romina del proyecto fue “por un lado, filmar algo vinculado al oficio de escribir y, por otro, hacerlo dialogando con otros autores, poner a convivir cuatro puntos de vista sobre un mismo tema”. Añade que “también me gustaba la idea de ser parte de la dramaturgia de otro, porque el que decidió el orden de los cortos fue también Diego y ese factor sorpresa a la hora de filmar me parecía muy estimulante”. La directora tampoco ha podido viajar para la presentación del film aunque es buena conocedora del Zinemaldia: su ópera prima, De nuevo otra vez, obtuvo el premio Horizontes de la pasada edición.
En el caso de Cosin, que tampoco ha podido estar en San Sebastián, formar parte del proyecto significó para ella “unir dos intereses muy fuertes que hasta ahora tenía disociados”. Lo que más le interesó fue ver cómo “cada uno interpretó de forma particular la propuesta y cómo se crea ese collage que está compuesto por miradas muy distintas pero en las que podemos encontrar puntos en común”.
Quien sí ha podido estar con nosotros es Santiago Loza, que también es un veterano del Festival. Además de este film, ha venido a acompañar a Eduardo Crespo en su película Nosotros nunca moriremos, de la cual también es co-guionista. Para él, estar aquí supone “mucha felicidad. Es un Festival muy querido, siempre es una fiesta, y esta situación aún lo vuelve más particular”.
El director nos cuenta que la idea de Dubcovsky fue “crear una película episódica en relación a la escritura y convocar a gente que tuviese relación en el cine y también con la escritura. Diego quería crear ese juego de episodios en torno a un objeto tan esquivo e innecesario como la escritura”. En esos episodios, cada director reflexiona de diferentes maneras sobre el acto de escribir, la lectura, el choque generacional y el proceso creativo. Loza añade que fue “Diego quien decidió el orden de los capítulos. Hay ciertos vínculos invisibles entre la juventud, la vejez… Hay algo generacional en las películas”. Edición ilimitada es una composición de cuatro historias realizadas de manera independiente por cada uno de los directores: “Diego fue hablando con cada uno de nosotros en particular, cada uno realizó su proyecto de manera independiente aunque también nos servía de puente, de medio de comunicación entre nosotros. De esta manera, nos contaba lo que iban a hacer los otros pero sin que formáramos parte de sus procesos creativos”.
En el caso de su historia, Loza nos confiesa que “tenía ganas de trabajar el humor, de ahí que mi historia hable de ese concepto, de que cuando uno envejece se va enamorando de su propio
discurso y deja poco margen de escucha hacia el resto. En mi historia, se impone la juventud, me interesa reflejar eso, quiénes son esos jóvenes que llegan para cambiar las cosas”.
En el film, se transmite esa necesidad de compartir la escritura, y para el director sería sublime si Edición ilimitada despertara ese “interés y esas ganas de escribir o de leer. De hecho, creo que estamos en una época en la que la lectura y la escritura han vuelto a tener una necesidad en lo cotidiano”.
Para Loza, la ficción se convierte en una “puerta para entender la realidad. Teniendo en cuenta la época que estamos viviendo, el año que estamos pasando, es necesario contar con estas pequeñas ficciones para tolerar este tiempo insoportable”.
María Aranda