"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Christian Johannes Koch (Lucerna, 1986) regresa al festival en el que participó en Nest en 2013 con su corto Über Uns Elektrizität, una experiencia que recuerda con cariño ya que le aportó el coraje necesario para dar un paso al frente como cineasta y le permitió formar parte de una red de contactos que a día de hoy sigue activa, con la que comparte ideas y experiencias que favorecen el enriquecimiento mutuo y sirven de impulso a nivel profesional.
Koch estudió fotografía y, posteriormente, dirección de cine. Su forma de abordar los proyectos fílmicos ha mutado a lo largo de los años. Con sus cortos, e incluso en los inicios de Spagat, estaba muy centrado en plasmar en el guion imágenes concretas que tenía en mente y estados emocionales, pero en esta ocasión pudo dedicar más tiempo a la escritura y acabó fascinado al darse cuenta de que, llegado un momento, era como si los protagonistas cobrasen vida: “Cuanto más escribía, más me adentraba en el proceso narrativo y no tanto en el de crear estados de ánimo. Es esencial querer a cada uno de tus personajes. Incluso si hacen cosas mal, los tienes que querer para no juzgarlos y verlos estrictamente como seres humanos. La narrativa siempre acaba estando vinculada de alguna manera a la moral, pero se trata de permitir que haya debate acerca de ciertos asuntos y creer de corazón que la gente tiene sentimientos que a menudo son complicados, contradictorios y puede que no sean beneficiosos para todo su entorno, pero eso es la vida”.
Spagat es un drama social protagonizado por la actriz Rachel Braunschweig en el papel de Marina, una profesora que vive con su marido y su hija, mientras tiene una aventura con el padre de una de sus alumnas, Ulyana, de origen ucraniano y sin permiso de residencia. La historia está enfocada principalmente desde el punto de vista de Marina, una mujer de más de cuarenta años, sobre la que reposa todo el peso de la trama: “Me molesta mucho que las actrices que alcanzan una cierta edad no reciban proyectos, y que cuando las llaman sea para roles muy estereotipados. He preparado muchísimo el guion trabajando con mujeres de diferentes edades y hay una construcción profunda del personaje realizada junto a la actriz principal en los ensayos, para crear todas las aristas que definen a Marina, que es muy ambivalente”.
Por otro lado, los personajes de Ulyana y su padre permiten un retrato sincero sobre la cotidianeidad de las personas sin permiso de residencia. Ella entrena duramente para una competición de gimnasia rítmica, un elemento cargado de simbolismo para el relato: “En Suiza, paradójicamente, existe la obligación de ir al colegio incluso para quien no tiene derecho a vivir en el país. Para mí era muy importante reflejar que hay mucha gente viviendo entre nosotros que lleva una vida en una realidad paralela por el hecho de no tener papeles. La gimnasia está presente como símbolo del estado interior de esas personas, siempre en desequilibrio, que no pueden dar un paso en falso, porque se arriesgan a perderlo todo de un día para otro”.
Amaiur Armesto